domingo, 24 de diciembre de 2023

 Un bello relato en este día que millones celebran la navidad.

❤️
𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐀𝐂𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐄𝐒𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐒𝐈𝐍𝐀𝐆𝐎𝐆𝐀 𝐀𝐋 𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐑 𝐔𝐍 𝐀́𝐑𝐁𝐎𝐋 𝐃𝐄 𝐍𝐀𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐄𝐍 𝐒𝐔 𝐂𝐀𝐒𝐀.
En una ocasión, Rav Berel Wein fue invitado a una reunión con el editor en jefe del periódico Detroit Free Press.
Luego de presentarse, el editor en jefe le contó la siguiente historia.
Su madre, Mary, había inmigrado a Estados Unidos desde Irlanda siendo una joven campesina de 18 años que no contaba con ningún tipo de educación, y fue contratada como empleada doméstica por una familia observante.
Su madre, Mary, había inmigrado a Estados Unidos desde Irlanda siendo una joven campesina de 18 años, que no contaba con ningún tipo de educación, y fue contratada como empleada doméstica por una familia judía observante. El dueño de casa era el presidente de la sinagoga ortodoxa del barrio.
Mary no sabía nada de judaísmo, y probablemente nunca había conocido a un judío antes de llegar a Estados Unidos.
La familia se fue de vacaciones el primer diciembre de Mary en Estados Unidos, dejándola sola en casa.
Se suponía que volverían la noche del 24 de diciembre, y Mary se dio cuenta de que no habría un árbol navideño que los recibiera al volver.
Esto la preocupó mucho, por lo que usando el dinero que la familia le había dejado, salió y compró no solo un árbol de navidad, sino también todo tipo de decoraciones festivas para colgar en la entrada de la casa.
Cuando la familia regresó de sus vacaciones, vieron un árbol de navidad a través de la ventana del comedor y el resto de la casa adornada con luces navideñas, y asumieron que de alguna forma se habían equivocado de calle, por lo que continuaron avanzando.
Pero entonces se dieron cuenta de que efectivamente se trataba de su dirección.
El jefe de familia ingresó a la casa, pensando en cómo explicaría el árbol navideño y las luces a los demás miembros de la sinagoga, siendo que la mayoría de ellos pasaban por afuera de su casa cuando se dirigían camino al shul.
Mientras tanto, Mary esperaba con ansias la excitación de la familia cuando se dieran cuenta de que sí tendrían un árbol navideño.
Luego de ingresar a la casa, el jefe de familia llamó a Mary a su oficina y le dijo:
“En toda mi vida, nadie hizo algo tan hermoso por mí como lo que tú hiciste”. Entonces tomó un billete de 100 dólares —que era un gran monto en ese entonces— y se lo dio.
Solo después de eso le explicó que los judíos no colocaban árboles navideños.
Cuando terminó de relatar la historia, el editor en jefe le dijo a Rav Berel Wein:
“Y es por eso que nunca ha habido un comentario editorial crítico sobre Israel en el Detroit Free Press desde que yo me convertí en editor en jefe, y nunca lo habrá mientras yo siga aquí”.
La reacción del presidente de la sinagoga ante el error de Mary —compasión en lugar de enojo— no había sido, obviamente, porque él hubiese soñado que algún día el hijo de ella sería el editor en jefe de un gran periódico, y por lo tanto podría ayudar a Israel (en ese entonces Israel ni siquiera existía).
Sino que él había actuado así porque era lo correcto de hacer.
Eso es lo que significa un “Kidush Hashem”, santificar el nombre de Dios.
Es una meta por la cual todos debemos luchar.
Imagen: Sin Filtro.
AishLatino.
Puede ser una imagen de árbol de Navidad
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