Continuos ataques huzíes contra los activos de la navegación global en el Mar Rojo han dañado economías meso-orientales como la de Egipto. Pero también pueden haber aumentado las amenazas para la seguridad nacional de EE.UU. y el comercio internacional en otras partes del mundo.
Los analistas de inteligencia militar con los que he hablado creen que los enemigos del Occidente están buscando exportar el modelo huzí de agresión—un tipo de piratería del siglo XXI—a otras jurisdicciones. Estos analistas están preocupados que las aguas de Guyana podrían volverse un objetivo principal. El rol de los huzíes será actuado por Venezuela.
Esto es especulativo. Pero viene de especialistas que pasaron sus días rastreando las actividades de actores no democráticos afuera para desestabilizar a las Américas. No es la única explicación para los recientes envíos de ayuda militar a Venezuela desde Rusia e Irán, complementando envíos anteriores de esos países y de China. Pero es una lógica y es apoyada por los acontecimientos recientes. Si es exitosa, la estrategia afectaría los suministros de petróleo mundiales, fortalecería la narrativa que Washington es impotente, y empoderaría al adversario de EE.UU. cerca de casa.
La ola socialista en Venezuela que el fallecido Hugo Chávez llevó al autoritarismo ha chocado. El dictador Nicolás Maduro está aferrado al poder a través de la represión. De acuerdo con sondeos, si se da la posibilidad de votar para sacarlo del cargo, la mayoría de los venezolanos la tomaría.
La opción principal para un nuevo presidente venezolano es María Corina Machado. Ella es respaldada por una coalición de partidos de oposición y ganó una primaria de la oposición en octubre con más del 90% de la votación. Ella es la primera política en superar el problema de la fragmentación entre el electorado contrario al gobierno, lo que la hace una amenaza gigante para el Sr. Maduro.
A diferencia de los anti-Chavistas que llegaron antes que ella, ella es una heroína para los venezolanos trabajadores y pobres, y especialmente para las mujeres. Sus familias han sido devastadas por la emigración mientras la hiperinflación, pobreza y crimen han aumentado bajo el corrupto estado policial. Este es el motivo por el que el régimen la ha excluido de candidatearse en la elección del 28 de julio y ha arrestado a miembros de su equipo. Pero el Sr. Maduro está también buscando formas de recargar su base. Ahí entra Guyana.
El reclamo de Venezuela de la región Essequibo de Guyana se remonta a cuando el país más pequeño anglo-parlante era todavía una colonia británica. Venezuela nunca aceptó el fallo de un tribunal de París de 1899 que la región Essequibo pertenece a Guyana. En el Acuerdo de Ginebra de 1966 el tema no fue resuelto, pero fue puesto a un lado. Según lo previsto en ese acuerdo, el caso ahora está ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Se espera un fallo esta primavera.
Los escolares venezolanos son criados bajo la narrativa que el Essequibo les fue robado a ellos. Despotricar contra Guyana ha sido durante mucho tiempo un tema ganador para los políticos venezolanos.
Pero jugar la carta del nacionalismo frente a la dura impopularidad en casa no es la única motivación que tiene el Sr. Maduro para tratar de capturar el Essequibo. El quiere una parte de la acción en los vastos recursos petroleros bajo el mar fuera de la costa de Guyana.
Una operación militar venezolana para capturar y retener el terreno escabroso de la región de Essequibo sería desafiante. Como ha sido destacado por al menos un funcionario no nombrado de seguridad nacional de Estados Unidos, el Sr. Maduro no parece tener los armamentos necesarios. Lo más importante, tan drástico emprendimiento no aseguraría su objetivo final de controlar las aguas fuera de Guyana.
Por el otro lado, una estrategia huzí de atacar esporádicamente naves comerciales podría socavar la exploración petrolera y, el Sr. Maduro tiene razones para esperar, forzar una negociación sobre los derechos al mar.
El acoso militar de Maduro a Guyana se remonta a al menos el año 2018. Pero pegó un salto en septiembre, cuando Caracas hizo volar aviones rusos Suhkoi bajo a través del espacio aéreo guyanés. Y al mismo tiempo, Venezuela empezó a aumentar su discurso político y a empujar los activos militares hacia la frontera—incluyendo el límite marítimo—con Guyana. Botes de patrulla oceánica venezolanos han violado hace mucho tiempo las aguas guyanesas, pero en los últimos meses han navegado bien dentro del dominio de su vecino.
El Sr. Maduro puede estar vendiendo humo. Pero la creación de un inventario funcional de armas es preocupante. En un informe inminente, el Centro para una Sociedad Libre Segura con sede en Washington dice que, gracias a Irán, Venezuela hoy tiene “un extenso rango de equipo militar.” Esto incluye botes patrulla rápidos Zolfaghar, junto a una flota de drones diversificados" equipados con lanzadores de cohetes y bombas inteligentes. Irán también ha enviado misiles crucero antibuque, que China ha suministrado en el pasado.
Dos analistas me han dicho de forma independiente que han visto información indicando que Rusia hace poco envió armas a Venezuela que podrían ser usadas para atacar Guyana o a sus aliados duro si hay algún intento de defenderse contra los actos de piratería.
Disuadir el uso del modelo huzí en el Caribe no será fácil. Pero un primer paso requiere ahorcar las fuentes externas de armamento, lo cual EE.UU. y sus aliados pueden hacer si encuentran la voluntad política.
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