Estas murallas han sido testigo de la historia milenaria de nuestro pueblo.
De la cadena ininterrumpida desde hace milenios de la presencia de los judíos en su hogar ancestral.
Han sido testigo de cada intento de invadirnos, expulsarnos, masacrarnos y borrarnos.
Y también son testigo de nuestro renacimiento.
Buenos días desde nuestra capital, Jerusalén
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