Opinion. Muy interesante. Recomiendo su lectura.
Volver a lo Básico.
Probablemente todos conocemos la expresión “keep calm & go back to basics”, que en español sería “mantén la calma y vuelve a lo básico”.
- Como dato curioso-porque no resistí la curiosidad-la frase tiene su origen en una publicidad del Ministerio de Información del gobierno británico durante la 2ª Guerra Mundial (“keep calm & carry-on”) adoptada por George Orwell en su novela “1984” como parte de un imaginario “Ministerio de la Verdad”.
En lo personal, la frase viene al caso no tanto en situaciones complejas sino más bien en situaciones trabadas. La complejidad no me asusta, me enriquece.
Por el contrario, la parálisis, la inacción, no saber qué decisión tomar o como seguir, me generan mucha angustia.
Porque sé, fehacientemente, que el tiempo corre y si no corro con él, quedaré rezagado. Tal vez nunca lo alcance.
- En esos momentos en que debo actuar, me digo: keep calm & go back to basics- Manten la calma y vuelve a lo basico!
Decir que la situación en Israel, es compleja, es subestimar la situación. Es más: en este caso en particular, la complejidad sí me asusta, y mucho; si acaso me enriquece, no sé.
El país está amenazado por su entorno a niveles comparables con 1948, vulnerable como entonces, y al mismo tiempo atravesado por una crisis no ya política sino institucional. No es una coyuntura que conociéramos hasta ahora.
- Al mismo tiempo, y a diferencia de otras guerras por la supervivencia (1948, 1967, 1973, 1982, y la Intifada al comienzo del milenio), la existencia del Estado de Israel está cuestionada masivamente por la opinión pública mundial cuyo eco resuena en los pasillos de los organismos internacionales: la ONU y sus agencias (UNWRA), la Corte de Justicia Internacional, y cualquier otro que vea la oportunidad de condenar a Israel.
Ham@s le atestó un golpea Israel que lo dejó muy mal herido, pero su "éxito" va mucho más allá de lo militar.
Por un lado, el grupo terrorist@ le pegó el 7/10 al corazón de las “ideas” sionistas, los kibutzim y la juventud, de la misma forma en que Al Qaeda pegó en el WTC el 9/11. Mataron masivamente, pero además malhirieron a una nación.
- En el caso del 7 de Octubre, hay que adicionar que la escalada anti-israelí y antisemita en la que estamos inmersos hoy, nos retrotrajeron un siglo en la historia judía.
Por eso mismo, hoy debemos mantener la calma y volver a lo básico.
Dejar a un lado la narrativa del New York Times o la BBC, o las universidades de los EEUU, y volver a leer NUESTRO RELATO, EL QUE NOS FUNDO Y NOS TRAJO HASTA AQUI.
- Estoy convencido que ese relato, por justo y ponderado, por firme, determinado, y conciliador, es el que inspirará los futuros relatos que nos devuelvan a una posición de esperanza, prosperidad, justicia, y compromiso ético, sin jamás abandonar nuestro poderío bélico.
En ese sentido, quisiera recomendar dos libros: una novela, y una colección de ensayos periodísticos.
- Ambos escritos veinte y diez años atrás, respectivamente; ambos vigentes.
Uno es la novela cumbre de Amos Oz “Historia de Amor y Oscuridad” (2003), una autobiografía novelada, sensible, conmovedora, y trágica.
- No trata solo de la vida del narrador sino de la épica de una nación, atemperada por su perspectiva tan específica.
- A través de las historias de las familias Klausner y Mussman, sus periplos desde Europa al Levante, su vida en Jerusalém, y su transformación de Amos Klausner en Amos Oz (fuerza), su historia, de amor y oscuridad, es la historia de la creación del estado nacional judío.
El otro libro es “Mi Tierra Prometida” (2014) de Ari Shavit, periodista y analista israelí.
- Recoge, en dieciocho capítulos, la historia de Israel moderno desde 1897 a 2013 a través de entrevistas, documentos, y testimonios, así de como de un exhaustivo y profundo reconocimiento del terreno, de “la tierra”.
- Si bien el libro es periodismo puro y duro, no está exento de opinión, percepción, y honesta subjetividad, del mismo modo que la novela de Oz no elude los hechos ni los personajes históricos que se atraviesan en la vida del protagonista.
Ninguno elude el elemento trágico que implicó la creación del Estado de Israel, la culminación del proyecto sionista del cual ambos son producto y por el cual ambos manifiestan un profundo orgullo; pero al mismo tiempo, ambos dejan sentado, con diferentes recursos, la dureza de las decisiones, la postergación y expulsión de poblaciones en aras de un estado viable para los judíos que no tenían donde ir, y en el caso de Shavit, los procesos sociales y políticos que fueron transformando Israel en sus sesenta y cinco años de existencia cuando escribe el libro.
Cuando recomiendo "mantener la calma y volver a lo básico", NO me refiero al relato sionista nacionalista y negador, o al relato judío victimario y perseguido, sino a las razones y los costos que como pueblo judío, comprometido con la justicia (social y de otras índoles), con la ética, con transitar el camino de “lo recto y lo bueno” (Deuteronomio 6:18), y sobre todo, con nuestra propia supervivencia, debemos tener en cuenta.
- No son equilibrios sencillos de mantener: la ecuación entre seguridad y convivencia con los vecinos ha probado ser casi imposible de resolver.
Sin embargo, como demuestran ambos libros, y el de Shavit lo hace en forma explícita, no cejamos en el empeño.
- En tiempos inciertos y turbulentos no es mal ejercicio recuperar la calma y volver a lo básico:
- Por qué estamos allí dónde estamos.
- Por qué nos “aferramos a esa orilla del Mediterráneo” (parafraseo de Shavit).
- Por qué combatimos una guerra justa donde se genera tanta injusticia.
Recuperemos nuestro relato, porque en el relato del otro, por ahora, no tenemos lugar.
Editado por Lilian Rotter para Amando Nuestra Cultura Judia.
Radio Jai.
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