martes, 25 de febrero de 2025

del WSJ (artículo de Bernard-Henri Lévy)

 REFLEXIONEN SOBRE COMO MURIERON LOS NIÑOS BIBAS

Imaginen la vida de un bebé atrapado en túneles oscuros y húmedos, arrancado de su familia.

Por Bernard-Henri Lévy
Febrero 20, 2025

traducido por 
Marcela Lubczanski
He pasado mi vida siendo testigo y denunciando los crímenes más atroces, desde Bosnia a Somalía, Siria a Argelia y ahora Ucrania. Después del 7 de octubre—después de ver los kibutzim quemados y reunir los testimonios de los sobrevivientes—se me preguntó a menudo si alguna vez había experimentado algo similar. Cuando pienso en Kfir y Ariel Bibas y su madre, Shiri, ahora respondo: No, estoy seguro que nunca he encontrado tal horror.
Consideren esas frases, “niño rehén” y “bebé rehén.” En otras guerras, la muerte de un niño es la vergüenza mayor, y algún resto de humanidad—o racionalidad—evita generalmente que los captores se molesten en hacerse cargo de un bebé. Ellos abandonan al bebé. Lo dejan detrás o en el camino. Alguien menos endurecido podría incluso haberlo envuelto en una manta fuera de una iglesia, una mezquita o una casa. Aquí, ellos deliberadamente se tomaron el tiempo de secuestrar a estos dos pequeños seres aterrorizados que se aferraban a su madre.
¿Qué pasó por las mentes de estos hombres mientras los arrastraban lejos como animales? ¿Entendían ellos la devoción judía por los niños? ¿Habían visto ellos durante su vigilancia cómo son cuidados los niños judíos, cuán hermosos son los niños pequeños con su pelo largo cortado el día en que se les dan letras cubiertas en miel para hacerlos amar el hebreo? ¿Previeron ellos las imágenes de Kfir, de nueve meses de edad, y Ariel, de 4 años de edad, cubriendo las paredes de nuestras ciudades? ¿Se deleitaron ellos de antemano con el torrente de "emoción judía" que desencadenaría este insulto a la inocencia del mundo? Yo no lo se.
Uno debe imaginar la vida de Kfir y Ariel como rehenes si, como es probable, ellos fueron arrancados de los brazos de su madre. Imaginen la vida de un bebé que pasa la mayoría de su tiempo en túneles oscuros y húmedos. Imaginen la vida de un niño pequeño, arrancado de su familia sin entender. Imagínenlos jugando, porque los niños siempre juegan. ¿Tenían ellos animales de peluche o casquillos de bala usados? ¿Legos o pistolas para lamer en lugar de letras bañadas en miel? ¿Estaban hambrientos? ¿Sedientos? ¿Rascaron el barro con sus pequeñas uñas o tomaron agua contaminada? ¿Los captores cambiaron los pañales de Kfir, o lo dejaron sentarse sobre su propia inmundicia hasta que se le paspara la piel? ¿Tenían ellos talco? ¿Medicinas para la fiebre? ¿Qué hicieron los carceleros enmascarados cuando los niños lloraban, se asustaban de los ruidos nocturnos, o preguntaban a las estrellas sobre su destino cuando se les permitía salir brevemente? ¿Los golpearon? ¿Los atacaron con las culatas de los rifles? ¿Se divirtieron disparando sus Kalashnikovs al aire para atemorizarlos más? ¿Se convirtió Ariel en el guardián de su hermano bebé? ¿Vivieron sus breves vidas juntos o separados? ¿Cuando Kfir habló sus primeras palabras, se burlaron ellos de él, lo silenciaron, o echaron el idioma de los captores en su boca para borrar el de su madre? No lo se.
Un día, ellos murieron. Ya sea en el mismo día o no, la familia, el Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos, o el gobierno pueden decirnos, pero ellos murieron. Después de interminables semanas de esperar, sufrir, y la profanación de su pureza y santidad como niños, ellos terminaron sus vidas solos. Con todo lo insoportable que es, debemos imaginar ese momento, porque la indecencia final—la forma más indecente de consuelo—sería cerrar nuestros ojos y negarnos a ver.
¿Cómo y cuándo murieron? ¿Durante un colapso de un túnel o un diluvio de fuego y hierro temprano en la guerra, como afirmaron sus captores, quienes utilizaron a los niños como escudos? ¿O los hombres de negro, cansados de sus lágrimas y ruido, sus juegos en los túneles, o tal vez simplemente porque pensaron que eran pequeños niños judíos malcriados, los atacaron para acallarlos, los torturaron hasta matarlos, los ejecutaron? El proceso de identificación acaba de confirmar lo último.
De todos modos, Hamas hizo esto. Sea lo que sea que descubran los doctores del ejército israelí, Hamas borró al más bello bebe del mundo y a un niño en edad escolar cuya vida dio a la tierra su propósito, como lo hacen las vidas de todos los niños.
Una vez, los niños eran gaseados cuando descendían de los trenes. Hamas esperó. Malditos los que tratan de arrastrarnos al falso juego de la equivalencia moral. Estos dos suspiros se cortaron de golpe, esta doble muerte de la inocencia, es solamente la abominación de Hamas—y es imperdonable.

El Sr. Lévy es autor de “Israel Sola.” 

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