Sofia Bongart amaba las rosas rojas. Una vez le dijo a su familia: “Cuando muera, háganme una tumba blanca y tráiganme una rosa roja”.
Cada semana, su padre, Vladislav, colocaba rosas rojas sobre su tumba blanca, llevando su dolor en silencio.
Hace diez días Vladislav terminó con su vida.
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