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CUANDO LA LUZ SE PREPARA PARA MULTIPLICARSE
Hay algo profundo en esta cercanía: el Shabbat nos regala horas de luz espiritual hoy, y mañana comenzaremos 8 noches multiplicando luces físicas en nuestras janukiot.
Los Macabeos no pelearon solo por aceite o por el Templo, pelearon por el derecho a encender luz en un mundo que quería imponerles oscuridad.
Pelearon por poder decir "no" cuando el imperio les exigía renunciar a su identidad.
Este Shabbat, mientras encendemos las velas que marcan el inicio del día sagrado, recordemos: cada luz que elegimos encender es un acto de resistencia. Resistencia contra el cansancio, contra la prisa, contra la cultura de lo desechable.
El milagro de Janucá no fue solo que el aceite durara 8 días.
El milagro fue que un grupo pequeño se negó a apagar su llama.
Shabbat Shalom a todos los que ya tienen listas sus janukiot.
Que la luz del Shabbat de hoy prepare nuestros corazones para las luces que encenderemos mañana.
Janucá suele recordarse como un milagro, pero también es una fecha que invita a mirar de frente los matices de nuestra historia. Rodrigo “Afro” Remenik propone una lectura humanista y laica: más allá del aceite, más allá de la épica, Janucá es también el reflejo de una rebelión interna, una disputa por sentidos y una profunda crisis de identidad.
Los Macabeos enfrentaron la helenización forzada, pero a la vez impulsaron su propia visión rígida del mundo. Ganaron batallas, sí, pero la pregunta sigue viva: ¿construyeron la sociedad que anhelaban? ¿O simplemente reemplazaron una forma de presión por otra?
En el Israel de diciembre de 2025, estas tensiones no pertenecen al pasado. Siguen moldeando debates, vínculos, miradas opuestas sobre quiénes somos y quiénes queremos ser como pueblo. La luz y la sombra conviven, y Janucá vuelve a abrir un espacio para preguntarnos qué queremos iluminar… y qué preferimos no ver.
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Por Rodrigo “Afro” Remenik
