martes, 15 de febrero de 2011
OTRA PUNTADA: NADIE EN QUIEN CONFIAR
Por Sarah Honig
11/2/11
“Nosotros hacemos nuestra suerte y luego la llamamos destino.” – Benjamin Disraeli
La sarcastica sabiduria de Disraeli continua siendo valida a pesar de todas las convoluciones y revoluciones de la historia desde sus dias. Nada es impulsado por el destino ciego, porque esta predicho, inscripto en algun horoscopo y las consecuencias predestinadas que no pueden ser evitadas.
Inevitablemente las manos humanas empujan la pesa que ponen en movimiento los cataclisticos acontecimientos geopoliticos. Las manos humanas que enojaron a Egipto, y con el a todo el Medio Oriente, son principalmente aquellas del electorado americano que elevo a Barack Obama a la presidencia.
En un punto clave debio haber sido claro que el final esta cercano para lo que sea que reste de delicado equilibrio que aun resiste en esta region. Obama pronuncio el caos aun cuando el eligio a El Cairo como el lugar para su discurso de 2009 en el cual el chupaba las medias al Islam. El presidente egipcio Hosni Mubarak se ausento en forma importante de la importante farsa. El pudo sentir los malos vientos soplando.
Esto es misteriosamente reminiscente de la serie de desconcertantes metidas de pata con Iran durante el mandato de Jimmy Carter, el presidente anterior mas parecido a Obama, aunque dificilmente tan radical. En su biografia, el primer ministro del exterior del Ayatollah Khomeini, Ebrahim Yazdi escribe que “el Shah estuvo condenado al instante que Carter entro a la Casa Blanca.”
El novicio presidente envio indiscretamente todas las señales erroneas, comenzando con un excesivo trato frio publico al Shah. Los mullahs estaban esperanzados y exudaban confianza. Cada vez mas sacudido, Muhammad Reza Pahlavi busco congraciarse con Carter relajando las restricciones a los agitadores de la oposicion. Eso alento mas a los fanaticos religiosos y genero malestar. Carter advirtio al Shah en contra de sofocar los disturbios por medio de la fuerza.
Queriendolo o no, la torpeza de Carter fue instrumental en instalar una teocracia reaccionaria y represiva en Teheran. Bajo el cartel de la libertad, el fomento a las fuerzas de la oscuridad medieval. El Shah era un difunto y los ayatollahs recompensaron a Carter reteniendo a 52 personas del personal de la embajada americana como rehenes por 444 dias hasta que el fue reemplazado por Ronald Reagan.
EL INDISCUTIBLE LEGADO DE CARTER FUE el derramamiento de sangre de la guerra Iran-Irak, la carniceria en el Centro Comunitario judio AMIA y la embajada israeli en Buenos Aires, el surgimiento de Hizbullah y Hamas y la cooptacion de Siria/Libano y Gaza en el dominio del mal de Iran, la masiva promocion mundial del terrorismo y ultimamente las ambiciones nucleares y retorica sobre borrar a Israel del mapa.
Pero en la epoca, los formadores de opinion americanos (por no hablar de sus hipocritas contrapartes europeas occidentales) se sentian ansiosos por los lugares comunes y pintaban al Shah como el ogro prototipicamente reprochable, muy como - no habiendo aprendido nada- ellos ahora retratan a Mubarak.
No es que el Shah o Mubarak fueran santos, pero las manifestaciones callejeras (o por tal caso las elecciones, como las que catapultaron a Hamas al poder en Gaza) no son sinonimos de democracia, ciertamente no en la esfera islamica, la cual esta finalmente vacia de tradiciones e infraestructura democraticas.
la democracia sobre todo manda un esquema de pensamiento pre-existente. Descansa sobre la transparencia, alfabetizacion, tolerancia, el imperio de la ley, un contexto de igualdad, legalismos prevalecientes orientados a los derechos, un poder judicial independiente y transferencias no violentas de poder. Esto no es algo que ciertos residentes de la Casa Blanca, tituladores del Departamento de Estado, cabezas parlantes populares y escritorzuelos sindicados probablemente vayan a admitir. La realidad compleja es menos vendible que los lemas simplistas.
En el mundo real, es prudente buscar intereses a largo plazo que incluyen confianza, donde el arbitrio, en los menores de los males dados en la ausencia de alternativas ideales. Tanto el Shah como Mubarak nunca fueron las peores opciones. Ademas, traicionarlos no solo impacta en sus terrenos personales. El resto de esta peligrosa region observa atentamente y la inteligencia de sus residentes musulmanes no debe ser subestimada.
Ellos pueden ser atrapados en su propio razonamiento tortuoso, pero su aguda percepcion discierne que precisamente aquellos en su medio- como el Shah y Mubarak- que se atrevieron a alejarse del extremismo nacionalista fanatico o del Islam insular son aquellos a quienes los aliados occidentales traicionan.
COMPAREN LA REACCION DE OBAMA con otra tanda de protestas medio-orientales. En el año 2009, luego de la robada eleccion de Iran, miles tomaron las calles en desafio a la teocracia que Carter permitio piadosamente. Mientras los manifestantes pro-democracia eran asesinados en Teheran y mientras sus ayatollahs avanzaban en sus planes para armarse con armas nucleares, el actual lider del mundo libre no ahorro esfuerzos para explicar la necesidad de restar importancia al escandalo irani.
Obama de hecho dio a su propio pueblo una leccion de relativismo moral: “Es importante entender que, aun cuando hay increible fermento teniendo lugar en Iran, la diferencia entre (Mahmoud) Ahmadinejad y (Mir-Hossein) Mousavi en terminos de sus politicas reales puede no ser tan grande como es propagandeado.”
No inesperadamente, Obama informo a las masas no educadas que el no se pondria de ningun lado: “Yo asumire un enfoque de esperar y ver... No es productivo, dada la historia de las relaciones americano-iranies, ser visto como entrometiendose en las elecciones iranies."
Dado esto, y dada la irrefutable realidad que existen diferencias colosales entre Mubarak y la Hermandad Musulmana, uno debe preguntarse por que la administracion Obama no podria esperar antes de ponerse de algun lado- esta vez en contra del gobierno en el control.
Es dificil escapar a la conclusion que- con descarada no intervencion en un ejemplo e impetuosa intervencion en otro- ningun principio o patron esta involucrado aqui. Es dificil evitar concluir que Obama no estaba interesado en desestabilizar a los ayatollahs anti-occidentales pero no le importo desestabilizar al pro-occidental Mubarak.
En otras palabras, dolorosa como es la linea final, Obama no mostro lealtad a los aliados de Occidente - sea en las calles de Teheran o en el palacio presidencial del Cairo. Si algo fueron, sus proclividades fueron anti-occidentales.
No hay posibilidad que cualquier actor medio-oriental pase por alto esto, tanto como Obama y sus partidarios pueden negar sus aparentes inclinaciones- Todos los mantras moralizadores sobre la libertad humana suenan vacios cuando Obama es visto manteniendo sus manos fuera de los mas canallas de los regimenes del Medio Oriente mientras vende a sus profesados compañeros de equipo.
Si algo puede desalentar concebiblemente a los vulnerables potentados locales (como el Rey Abdullah de Jordania) de apostar sus futuros sobre las promesas americanas, es la prueba ante sus propios ojos. Ahora mismo, todos los aliados americanos - los israelies entre ellos - parecen como bobos a los que es posible dejar desamparados.
Los ayatollahs, que fueron ayudados por Carter y no obstaculizados por Obama, deben estar refregando sus manos en alegria. La ultima opinion no solicitada de Carter (“Mubarak tendra que partir”) seguramente instigo mucha burla alegre entre los cabecillas de Teheran.
El circulo esta cerrado para nosotros tambien. Carter fue el que torcio los brazos de Menajem Begin para ceder el Sinai y contratar la frigida paz con Egipto. Su durabilidad fue en cierta forma limitada debido a que Mubarak esta viejo y enfermo. Nosotros hicimos una riesgosa negociacion con un regimen que hoy esta y mañana no. Todas las responsabilidades egipcias podrian desintegrarse en las arenas del desierto, dejandonos en el precipicio de una calamidad estrategica.
La palabra del sabio es cortar nuestras perdidas y – sin importar cuan duro Obama tuerza nuestros brazos – refrenarse de duplicar confiadamente la misma ingenuidad excesiva sobre nuestro largamente tortuoso flanco oriental, donde Mahmoud Abbas es mas un administrativo hueco que lo que cualquiera de nuestros interlocutores egipcios alguna vez fue.
Para parafrasear a Disraeli: No es el destino, sino nosotros quienes forjamos nuestras suertes. Nosotros no tenemos a nadie en quien confiar mas que nosotros mismos.
Fuente: The Jerusalem Post- Este articulo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
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