miércoles, 2 de febrero de 2011

SER HOSNI MUBARAK

Por Bret Stephens
1/2/11

Imaginese a sí mismo como Hosni Mubarak, amo de Egipto por casi 30 años. Usted está viejo, enfermo, detestado y adicto al poder. Usted podría haber orquestado una salida airosa con la promesa de presidir unas elecciones presidenciales libres y justas a fines de este año en las que el nombre Mubarak no estaría en la boleta electoral. En cambio, usted apostó que podía manejar las protestas y esperar.
Es una apuesta bastante buena.
Como todos los demás, usted ha estado "escuchando" a los egipcios marchando por las calles y que le dicen que es hora de irse. Esa es una opinión que ellos probablemente revisarán después que unos pocos barrios más de El Cairo y Alejandría sean desvalijados, saqueados e incendiados por bandas de delincuentes.
Pero usted no sólo ha estado escuchando a los manifestantes. Usted también ha estado observandolos -la forma en que se visten, la forma en que se afeitan. El domingo, en la Plaza Tahrir, usted pudo decir correctamente que la mayoría eran de la Hermandad Musulmana, a pesar que ellos estaban teniendo cuidado de no cantar las consignas islámicas habituales. Y los liberales occidentales quieren que renunciemos al poder ante ellos?
Luego están los habituales "activistas por la democracia", minúsculos en número, más conocidos para los periodistas occidentales que para los egipcios promedio, la mayoría de ellos subsistiendo con algún tipo de subvención de una ONG occidental. Ellos piensan que tienen suerte de tener a Mohamed ElBaradei como su abanderado, con su Premio Nobel de la Paz y su vida en Nueva York, Viena -en todas partes, es decir, excepto el propio Egipto. Ellos piensan que les da respetabilidad. Están equivocados.
Por último, están los manifestantes de clase media, los profesionales laicos y hombres de negocios de menor importancia. En teoría son su mayor amenaza. En la práctica son su as en la manga.
Lo que une a los manifestantes es la ira. Pero la ira es una emoción, no una estrategia, y mucho menos un programa político. Que ofrece realmente "Abajo Mubarak" al egipcio promedio?
Si la Hermandad logra su propósito, Egipto se convertirá en una teocracia sunita en el modelo de Irán. Si los activistas de la democracia logran el suyo, va a ser un sistema parlamentario débil, incapaz de ejercer autoridad sobre el ejército y un instrumento para una Hermandad que conoce su historia revolucionaria lo suficientemente bien como para recordar el nombre de Alexander Kerensky.
Con suerte para usted, este analisis se esta volviendo mas sencillo para el día en que muchos egipcios, especialmente desde que el Sr. ElBaradei, imaginando que el tenía la mano ganadora, tropezó en una alianza política con la Hermandad. También cada vez más claro es que está en sus manos borronear la "delgada línea entre libertad y caos", como usted bien dijo la semana pasada, y dar a los egipcios una mirada larga y dura sobre este último. No, no fue por su astuto diseño que miles de presos violentos se fugaron de la cárcel la semana pasada. Y la decisión de sacar a la policía de las calles se hizo en aras de evitar escenas sangrientas con los manifestantes.
Pero de todos modos, la anarquía desatada en las calles de Egipto ha jugado directamente en sus manos. Los manifestantes quieren una libertad que se parece a Londres o Washington. Su tarea es recordarles que es más probable que se parezca a Bagdad alrededor del año 2006.
No es de extrañar que el estado de ánimo entre los comerciantes de El Cairo, muchos de los cuales apoyaron las manifestaciones iniciales, se esté volviendo de forma pronunciada en su favor. A aquellos comerciantes pronto se les unirán las amas de casa que quieren sentirse seguras en las calles, y los trabajadores del turismo que quieren que Egipto siga siendo un destino seguro, y todos los demás, que apuestan a un ambiente estable. Usted puede tener 81 años, pero el tiempo sigue estando de su lado. Y la paciencia raramente es una virtud en los jóvenes, quienes ahora llenan las calles.
Así que usted tiene razón en ordenar al ejército que no abra fuego: La última cosa que usted necesita es proporcionar a los manifestantes un acontecimiento galvanizador, o a los oficiales con uno amargo. Pero los analistas que suponen que esta decisión es un signo de debilidad no se dan cuenta cuan perfectamente sirve a sus propósitos. Casi todos los egipcios están de acuerdo en que el ejército es la institución "buena" del país- competente, fuerte e incorruptible.
Pero quien creen ellos que es el ejército? Usted es su comandante en jefe y el guardián de sus intereses. A través de usted, el ejército controla aproximadamente el 40% de la economía. A través de usted, los oficiales retirados tienen garantizadas carreras lucrativas manejando empresas de propiedad estatal o consiguiendo altos cargos políticos. Pondrán en riesgo sus oficiales sus gratificaciones por una vaga noción de libertad popular? Poco probable.
Hoy será el momento de la verdad. Millones de personas se espera que salgan a las calles. Pero, qué van a hacer, aparte de cantar consignas? Y a quién combatirán, si el ejército no luchará contra ellos? Y a qué otros edificios pondrán en llamas, sin alejar más a todos los que no están en la marcha?
Usted ha pensado en estas preguntas, por lo tanto su oferta de negociar con los manifestantes- de preferencia interminablemente. Mientras tanto, las pasiones se enfriarán, se harán ajustes cosméticos y usted trazará su curso a las elecciones de este verano.
Puede ser que usted no se presente; usted moriría en el cargo de todos modos. Pero usted está decidido a dejarlo en el tiempo y forma de su elección. A juzgar por la forma en que usted ha jugado sus cartas hasta el momento, usted lo hará.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

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