Por Elliot Jager
24/6/11
Un médico druso de las Alturas del Golan, quien trabaja en un hospital israelí, fue uno de los 25 miembros de su comunidad arrestados por apalear a tropas de Tzahal con piedras durante las protestas del llamado Dia de la Naksa. A unos pocos kilómetros al sur de Daliyat el-Carmel, la comunidad drusa israelí está planeando un museo recordatorio que contará las historias de los 400 soldados drusos que cayeron en defensa del estado judío. En el Líbano, por su parte, los dirigentes drusos se han convertido en un componente esencial en el gobierno dominado por Hezbollah. Precisamente dónde residen las lealtades drusas?
La comprensión de su historia puede ayudar a responder a esa pregunta. Los drusos son una corriente disidente de la cepa ismaelita del Islam chiíta, los seguidores de un gobernante asceta egipcio llamado Al-Hakim (996-1021), descendiente de Alí el yerno de Mahoma. Influenciados en parte por las ideas griegas, los perseguidos seguidores de Al-Hakim se separaron del Islam ortodoxo, finalmente coalicionandose en comunidades cerradas en las regiones montañosas del Líbano, Siria e Israel, esperando el regreso y la salvación mesiánica de su líder.
Los drusos mantienen sus prácticas religiosas esotéricas en su mayoría para sí mismos. A diferencia de los musulmanes, los árabes drusos no observan el Ramadán. Ellos no hacen peregrinaciones a La Meca y no hacen proselitismo. Veneran a Itro, suegro de Moisés, como un profeta principal. Casarse fuera del redil es considerado una violación imperdonable de la solidaridad comunitaria, de una solidaridad que está a su vez basada en la identidad étnica fuerte, habilidades marciales, y ayuda mutua. Hoy en día, tal vez hay 2.5 millones de drusos que viven principalmente en Siria, Líbano y el norte de Israel con comunidades más pequeñas dispersas en lugares tan lejanos como América del Norte y Australia.
En la Siria predominantemente sunita, los drusos constituyen tal vez el 4% de la población. Con la llegada de los franceses después de la Primera Guerra Mundial, los drusos fueron alentados a mantener su propia comunidad autónoma. Pero las actitudes drusas hacia los franceses eran conflictivas, y la comunidad finalmente abrazó el nacionalismo árabe emergente mientras progresaba el siglo.
La independencia de Siria en 1946 fue acompañada de largas décadas de convulsiones políticas. Adib ibn Hasan Shishakli, el dictador militar durante la década de 1950, siguió una línea nacionalista siria con los ya violentamente perseguidos drusos a los que él percibía como una amenaza. Después del derrocamiento de Shishakli, las condiciones de los drusos no mejoraron mientras una larga sucesión de golpes militares vieron a facciones insulares y paranoicas en el Partido Ba'ath competir violentamente por el control.
Para la época en que Hafez al-Assad (el padre de Bashar, actual presidente) asumió el poder en 1970, los drusos habían sido purgados de las posiciones de influencia en el partido, el ejército y los servicios de seguridad.
Sin embargo, la dinastía Assad, ella misma arraigada en la minoría alauita, confió en los drusos, y los drusos, como era de esperar, mostraron fidelidad notable al régimen durante décadas. Recientemente, sin embargo, las cosas se han vuelto más complicadas. De acuerdo con Mordejai Kedar de la Universidad de Bar-Ilan, Bashar se ha distanciado de los drusos. Esto puede ser debido a que, en este período de agitación el quiere acercarse a la mayoría sunita. La fidelidad drusa ha comenzado a agrietarse sólo cuando las manifestaciones anti-Assad han ganado inexorable impulso y las fuerzas de seguridad han apuntado a los drusos. Kedar especula que si Siria va a desintegrarse, los drusos podrían impulsar la autonomía que les fue señalada por parte de los franceses.
En los Altos del Golán, un número muy pequeño de drusos aceptó la ciudadanía israelí cuando la Knesset aplicó el derecho de Israel a los territorios en 1981, mientras que la mayoría permanecieron leales al régimen de Assad. Algunos drusos han sido detenidos por espiar para Siria, pero en general, la mayoría simplemente buscan no caer en conflicto con Jerusalem ni con Damasco, a sabiendas que el control de los Altos puede cambiar en cualquier acuerdo de paz. Israel ha sido en general sensible a la difícil situación drusa. A mediados de febrero, por ejemplo, 12000 toneladas de manzanas cultivadas por agricultores drusos cerca de Majdal Shams, fueron exportadas a Siria, a pesar del estado de guerra de facto entre los dos países. Al inicio de las protestas contra el gobierno en Siria, algunos residentes del Golán se manifestaron en apoyo de Assad. Pero a medida que las manifestaciones ganaron fuerza, más drusos del Golán -al igual que sus hermanos de Siria- se han vuelto contra Assad y expresaron su solidaridad con la oposición. Tanto en Siria como en Israel, los drusos son un augurio apto de los cambiantes vientos de cambios políticos y ellos determinan sus lealtades en consecuencia.
La afición drusa por calibrar friamente las alianzas en ninguna parte es más pronunciada que en el fallido estado de Líbano. No ha habido ningún censo verificable en las últimas décadas, pero se cree que hay cientos de miles de drusos en el Líbano con un bastión en las montañas de Chouf. Después que el líder druso anterior fue asesinado (con toda probabilidad por los Assad), su hijo y sucesor Walid Jumblatt en realidad se acercó más a Siria. Con los años él ha cambiado de bando de manera intermitente entre las numerosas y violentas facciones del Líbano. Hoy en día el apoya al movimiento chiíta Hezbollah -ellos mismos clientes de la dinastía Assad, aunque en última instancia, sostenidos por Irán.
Sólo la retórica antiisraelí de Jumblatt ha sido inquebrantable. Los drusos libaneses han sido comprensivos con los árabes palestinos -"refugiados" permanentes en el Líbano- aunque su defensa no ha garantizado a los drusos inmunidad ante los ataques sin concesiones de los islamistas palestinos. A principios de este mes Jumblatt elogió a los drusos del Golán que colaboraron en las campañas palestinas inspiradas por Siria para irrumpir a través de la frontera con Israel del Golán, y el ha instado por mucho tiempo a sus correligionarios en Israel, a no servir en Tzahal. Pero mientras se tambalea el régimen de Assad, posiblemente debilitando a Hezbollah, los drusos libaneses se están volviendo cada vez más asertivos. Un miembro druso del nuevo gabinete dominado por Hezbollah recientemente renunció en protesta por la escasez de puestos de patrocinio asignados a su comunidad.
Lo que nos lleva de regreso a los 127000 drusos efectivos y mayoritariamente leales ciudadanos de Israel. Sus jóvenes han sido reclutados por el ejército, donde muchos han servido con distinción. Un periodista druso, Rafik Halabi, fue director de noticias del Canal 1 de Israel durante la década de 1990. En el año 2001 un druso había sido nombrado para el gabinete israelí (por Ariel Sharon). El Patronato emitido por el Likud a la ciudad drusa de Daliyat el-Carmel ha animado a muchos vecinos a unirse a la fiesta.
Pero el proceso de aculturación no ha sido fácil. Muchas escuelas drusas enseñan ciencias en árabe, y el ministerio de educación de Israel ha estado tratando de promover un cambio al hebreo para que sus egresados puedan integrarse mejor en la educación superior de Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, (tardíamente) presupuestó sumas sustanciales para el desarrollo socio-económico de la comunidad. También hay campañas en curso para preparar a los jóvenes drusos para puestos de trabajo en el sector de la alta tecnología de Israel. Esto no quiere decir que Israel no podría hacer más por premiar la fidelidad de los drusos o demostrar mayor sensibilidad cultural.
El aparente carácter maquiavélico de las lealtades drusas refleja su condición como un pueblo minoritario en un Medio Oriente musulman mayormente intolerante. Así como los drusos han encontrado que es estratégicamente prudente concentrarse principalmente en las tierras altas lejos de las áreas urbanas, su estrategia política hacia las potencias extranjeras ha sido una de "capacidad de adaptación y fluidez", en palabras de Gabriel Ben-Dor de la Universidad de Haifa. Osama bin Laden dijo la famosa frase que cuando un caballo fuerte se enfrenta a un caballo débil, la gente naturalmente va a seguir al caballo fuerte. Los drusos han apostado su supervivencia en él.
Fuente: Jewish Ideas Daily- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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