miércoles, 6 de julio de 2011

El boom de la construcción sobre las ruinas de Gaza oculta la miseria que permanece

Por Ethan Bronner

The New York Times

25 de junio, 2011

GAZA – Dos lujosos hoteles se inaugurarán, en Gaza, este mes en Gaza. Miles de nuevos automóviles se movilizan por las carreteras. Un segundo centro comercial – con escaleras mecánicas importadas desde Israel – se abrirá el próximo mes. Están por construirse cientos de casas y dos docenas de escuelas. Una granja, administrada por Hamas, donde alguna vez se establecieron asentamientos judíos, está produciendo suficientes frutos como para que las importaciones israelíes vayan disminuyendo gradualmente. Mientras los activistas pro – palestinos se preparan para zarpar a bordo de una flotilla con el objetivo de mantener el centro de atención internacional sobre Gaza y la presión sobre Israel, este solitario enclave costero palestino está experimentando su primer período verdadero de crecimiento económico desde el estado de sitio que, según reclaman, comenzó en el 2007.“Las cosas están mejor que hace un año”, dijo Jamal El-Khoudary, Presidente del Directorio de la Universidad Islámica, quien encabezó el Comité Popular de Gaza Contra el estado de Sitio. “El sitio sobre los productos finalizó, actualmente, en un 60 a 70%”.Ala al-Rafati, Ministro de Economía de Hamas, el grupo militante que gobierna Gaza, dijo durante una entrevista que alrededor de 1.000 fábricas están operando y estimó que, el desempleo, no era mayor al 25% luego de un brusco descenso en los niveles de desocupación en el primer cuatrimestre de este año. “Sólo ayer, la Municipalidad de Gaza lanzó 12 proyectos para pavimentar carreteras, cavar pozos, y crear jardines”, dijo.¿De modo que esas son las noticias de Gaza a mediados del 2011? Así es, pero también lo son éstas: Miles de hogares, que fueron destruidos en la invasión israelí antimisiles, hace dos años y medio, no fueron reconstruidos. Los hospitales cancelaron las cirugías optativas por falta de suministros. La electricidad continúa siendo irregular de modo exasperante. La apertura, tan publicitada, de la frontera egipcia quedó en la nada, de modo que, la gente, permanece atrapada aquí. El número de residentes que viven con menos de U$S 1,60 por día se triplicó en los últimos cuatro años. Tres cuartos de la población dependen del subsidio alimentario.Las áreas con una historia de tanto combate como ésta pueden elegir entre la conmemoración de varios aniversarios. Se cumplieron cuatro años desde que Hamas tomó el poder, provocando que Israel y Egipto impongan un bloqueo sobre la población y la mayor parte de los artículos. Hace un año que una flotilla turca desafió el bloqueo y los comandos israelíes mataron a nueve activistas a bordo de los barcos, que llevó a un escándalo internacional y a la descongestión de las condiciones. Y hace cinco años que el soldado israelí, Sargento Gilad Shalit, fue secuestrado y mantenido en cautiverio sin siquiera las visitas de la Cruz Roja.Al evaluar la condición del 1,6 millón de personas que viven en Gaza, existen asuntos a partir de los cuales es posible establecer una línea de base y – con frecuencia – que motivan la discusión. Nunca se encontró entre los lugares más pobres del mundo. Existe, prácticamente, alfabetización general y la mortalidad infantil es relativamente baja. Las condiciones de salud permanecen mejor que en muchos otros países en vías de desarrollo. “Contamos con el 100% de vacunación; sin polio, difteria, sarampión ni SIDA”, dijo Mahmoud Daher, funcionario de la Organización Mundial de la Salud en Gaza. “Nunca tuvimos un brote de cólera”.El Gobierno israelí y sus defensores utilizan esa información para retratar que a Gaza le está yendo bien y que la política israelí es humana y apropiada: no es necesario que zarpe ninguna flotilla.Los críticos de Israel dicen que, el hecho que, las condiciones en Gaza no pueden competir con los problemas en el África Subsahariana, sólo hacen que la crisis política y de derechos humanos sea mucho más trágica y con posibilidad de solución. Según su observación, Israel controla el acceso por mar, aire y la mayoría de las rutas terrestres, y sus políticas de seguridad coartó deliberadamente las oportunidades de desarrollo, para una población instruida y de alto rendimiento, que está atrapada sin ningún horizonte. Plantean que es necesario mantener la presión para poner fin, por completo, al estado de sitio y hablar de mejoras resulta contraproducente.Los recientes cambios fueron producto de una combinación de virajes en la política israelí y el caos en Egipto. La nueva política de la frontera egipcia generó poca diferencia pero, la revolución en Egipto y su reducido control en el Sinaí, tuvieron un profundo efecto.Durante el último año, Israel autorizó el ingreso a Gaza de casi todo excepto cemento, acero y otros materiales de construcción – fuera de los proyectos supervisados internacionalmente – porque les preocupa que esos suministros puedan ser utilizados por Hamas para bombas y búnkers. Están avanzando una serie de proyectos internacionales, pero existe la necesidad imperiosa de viviendas, pavimentación de calles, escuelas, fábricas y proyectos de obras públicas, todas bajo el control de Hamas o el sector privado, y la política de Israel prohíbe el acceso de los productos que permiten avanzar en ellos.De modo que, en los últimos meses, los túneles que se encuentran debajo de la frontera sur, que eran utilizados para llevar productos de consumo, se convirtieron casi por completo en vías de contrabando de materiales de construcción. Bolsas de cemento y cantidades de gravilla, de origen turco y comprados legalmente en Egipto, son contrabandeados a través de cientos de túneles en doble turno, día y noche, alcanzando un total de unas 3.000 toneladas por día. Desde el derrocamiento del Presidente Hosni Mubarak, las autoridades de seguridad egipcias ya no detienen a los contrabandistas. Las calles están siendo pavimentadas y se están construyendo edificios.“Antes Mubarak nos oprimía”, dijo Mahmoud Mohammad, subcontratista cuyo equipo de 10 personas en la Ciudad de Gaza se encontraba descargando barras de acero que eran cargadas a través de los túneles y destinadas para un nuevo restaurante. “El año pasado estábamos sentados en casa. El contratista para el cual trabajo tiene otros tres proyectos importantes en marcha”.Cerca de allí, Amer Selmi se encontraba supervisando el salón de bodas de un edificio de tres pisos, de un valor de 2 millones de dólares. La mayor parte de sus materiales provienen de los túneles.Karim Gharbawi, arquitecto y diseñador de edificios, con 10 proyectos en marcha, todos propiedades residenciales de ocho y nueve pisos, comentó que había unas 130 empresas de ingeniería y diseño en Gaza. Hace dos años atrás, nadie trabajaba. Hoy, comenta, todos están trabajando.Otro resultado de los cambios regionales es la gran cantidad de automóviles. Israel autoriza la entrada de 20 autos por semana, pero no cubre las necesidades. Cientos de BMW’s, camiones pick – up, y otros vehículos llegaron, en los últimos meses, desde Libia, conducidos a través de Egipto y vendidos por medio de los túneles no monitoreados. Se cree que las decenas de modelos deportivos Kia blancos, omnipresentes en las calles, provienen de la misma concesión en Benghazi, Libia, que fue saqueada luego que comenzara el levantamiento en ese lugar.El control de Hamas sobre Gaza parece ser más firme que nunca y cuantas menos patrullas de túneles hay en Egipto, significa un mayor acceso de armas. Pero las encuestas de opinión muestran que, su mayor rival laico, Fatah, es más popular. Esto podría explicar porqué un intento de unidad política con Fatah se está moviendo con lentitud: es posible que los líderes de Hamas pierdan sus puestos. La crisis de abastecimiento hospitalario es un resultado directo de tensiones con Fatah en la Margen Occidental, que evitó el envío de los suministros.Los esfuerzos realizados por grupos islamistas marginales para desafiar a Hamas tuvieron poco efecto. Y se cumplió un año desde que el gobierno buscó, sin éxito, imponer restricciones religiosas más estrictas, prohibiendo a las mujeres que fumen pipas de agua en público. Hace poco en un nuevo restaurante Carino – con billares, enormes pantallas planas de televisión, suaves sillones – se encontraban mujeres fumando con libertad y sin cubrirse sus cabezas.Pero lugares y personas como éstas, representan una delgadísima porción de la sociedad de Gaza, y concentrarnos en ellos distorsiona la imagen, más amplia y sombría.Samah Saleh es una estudiante de medicina, de 21 años, que vive en el campo de refugiados de Jabaliya. Su padre, electricista, está construyendo un segundo piso sobre su casa, ahora que el material está disponible a través de los túneles. Saleh tendrá su propia habitación, por primera vez en su vida, apreciando su buena suerte dentro del contexto. “Para la gran mayoría en Gaza, las cosas no mejoran, dijo. “La mayor parte de la gente en Gaza permanece olvidada”. Fares Akram contribuyó en el reporte.

CIDIPAL

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