La frase "respuesta desproporcionada" otra vez está elevando su repugnante cabeza en el próximo aniversario de la Segunda Guerra del Líbano y la flotilla de Gaza en el horizonte. En lugar de intentar responder a las acusaciones de desproporción, Israel tiene que preguntar a otros líderes mundiales lo que ellos harían.
27/06/2011
Por Cameron S. Brown
En teoría, todos reconocen que Israel tiene derecho a actuar en legítima defensa. En la práctica, el reconocimiento del inalienable derecho de Israel desaparece casi al instante con el primer disparo de Israel. A los instantes de cualquier acción militar dada de Israel, portavoces del Ministerio de Exteriores y grupos de derechos humanos de todo el mundo, invariablemente comienzan a condenar a Israel por utilizar "fuerza desproporcionada", aún cuando ellos parlotean hacia afuera sobre el derecho teórico de la defensa propia.
Cuando se les dispara, ningún ejército en el mundo aconseja a sus líderes que sean proporcionales en la respuesta. Todo lo contrario: ser atacados es la verdadera medida del fracaso de la disuasión. Y la lógica de la disuasión requiere que los países impongan un costo desproporcionado sobre sus adversarios - no sólo como castigo, sino sobre todo con el fin de restablecer la disuasión y evitar futuros conflictos.
O, como el fallecido primer ministro Yitzhak Rabin explicó una vez: "Si lo peor que un líder árabe puede percibir que sucede como resultado de una guerra que el inicia es que no va a alcanzar su objetivo, entonces esta es disuasión insuficiente por parte de Israel. Por el contrario, Rabin argumentó,"un líder árabe ... debe tener en cuenta constantemente que, en caso de iniciar la guerra, sus fuerzas armadas serán muy aporreadas, junto con los objetivos sensibles que causan molestias a la población local, y en una forma que ponga en peligro su régimen. De lo contrario, nuestra disuasión será mínima."
Caso en cuestión: Sólo tres días después que la Segunda Guerra del Líbano se inició en el 2006, el primer ministro de Rusia, Vladimir Putin criticó las acciones de Israel, diciendo: "trabajamos bajo el supuesto que el uso de la fuerza debe ser equilibrado .... El aumento de la violencia, en nuestra opinión, no obtendrá resultados positivos."
Tan sólo dos años más tarde, los georgianos iniciaron una guerra para recuperar el control sobre una de sus provincias renegadas -- una provincia que se había convertido en aliada de Rusia. Cuando sus intereses fueron amenazados, la respuesta de Rusia traicionó un conjunto totalmente diferente de supuestos acerca de la eficacia de la coerción. Exagerando severamente y demoliendo directamente la ciudad capital de Georgia, Rusia dejó en claro que no tolerará futuras aventuras de Georgia. En efecto, de una sola vez, todos los vecinos de Rusia fueron puestos rápidamente sobre aviso. Tres años más tarde, las fronteras de Georgia continuan calmas.
Además de la obvia hipocresía, lo que es interesante es la frecuencia conque críticos como Putin predican a Israel acerca de la ineficacia de la fuerza militar para resolver problemas políticos. Sin embargo, una vez que uno entiende la lógica central de la disuasión, la ironía de estos pedidos de respuesta proporcionada debería ser evidente: una respuesta verdaderamente proporcional es en realidad más propensa a conducir a más derramamiento de sangre a través del tiempo, no menos.
Aquí es muy importante a tener en cuenta que nadie ataca a su enemigo, sin esperar algún tipo de respuesta. Así, por ejemplo, cuando el líder de Hezbollah, Sayyed Hassan Nassrallah aprobó el secuestro de soldados israelíes hace casi cinco años, pensaba que Israel respondería en la forma en que lo hizo ante todos los intentos de secuestro anteriores: una ronda de disparos de artillería y ataques de la fuerza aérea "proporcionados" que atacarían principalmente posiciones despobladas y causarían daño muy modesto.
Nasrallah estaba bastante dispuesto a pagar ese precio especial. El ordenó numerosos intentos de secuestro a partir del año 2000 porque apostaba a una respuesta sumisa. En el año 2006, sin embargo, la respuesta fue dura y "desproporcionada". Como el mismo Nasrallah admitió reconocidamente después que la guerra terminó: "Nosotros no pensamos, siquiera el 1%, que la captura llevaría a una guerra en esta época y de esta magnitud. ... Ustedes me preguntan si yo hubiese sabido el 11 de julio que la operación daría lugar a una guerra, la hubiera llevado a cabo? Yo digo no, absolutamente no."
Con todos los errores de Tzahal en el 2006, el simple hecho es que desde esa guerra, la frontera ha estado más calma que en cualquier otro momento desde la operación Litani de Israel en 1978.
Lo mismo puede decirse de la guerra de Gaza en el año 2009. Después de la retirada unilateral de Israel de Gaza, los militantes dispararon a Israel un promedio de alrededor de 1700 cohetes y 1100 morteros al año. Desde que terminó la guerra de Gaza, esos números se han reducido a 170 y 215, respectivamente.
Por qué? Al igual que Nasrallah, los líderes de Hamas fueron sacudidos por la desproporcionada respuesta de Israel. Como el líder de Hamas, Khaled Mashaal según se dice le dijo a un foro cerrado de líderes árabes inmediatamente después de la guerra, Hamas había esperado que la respuesta de Israel no durara más de tres días, no 22.
El próximo mes, se conmemorará el quinto aniversario de la Segunda Guerra del Líbano. Al comenzar nuestra retrospección de los hechos, dos lecciones deben ser claras. En primer lugar, aunque puede ser políticamente correcto repetir el mantra sin sentido acerca de la fuerza militar que no tiene efecto positivo, la historia ofrece una amplia evidencia de lo contrario.
En segundo lugar, Israel no debe permitir ser juzgada con una doble moral. A los países que se atreven a predicarnos debe recordarseles acerca de como han luchado sus guerras previas. Todo lo que Israel tiene que hacer es simplemente redirigir la pregunta a los líderes extranjeros una y otra vez hasta obtener una respuesta sincera: si fueran atacados como nosotros, cómo responderían ustedes?
El escritor es el ex Director Adjunto del Centro de Investigación Global en el Centro de Asuntos Internacionales (GLORIA) en Herzliya.
Fuente: The Jerusalem Post Magazine- Traducido por Luisa Kasvin especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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