Te Defenderé**
¡Te defenderé!
Con mi cuerpo, con mi alma,
con mi credo. Te defenderé con el ardor de
la juventud o la experiencia
de la madurez. No habrá nada que pueda
detenerme. No habrá fuerza
natural o imaginaria que pueda aplacar mi
intención de salir en tu
defensa en todo momento y en todo lugar. Siempre tu bienestar será lo más
importante en mi forma de actuar.
¡Te defenderé!
Ante nadie y ante todos; si
es necesario golpearé con mis puños y confío
en mis piernas para llegar a
tu lado, poniendo el pecho para defenderte en
tu derecho de ser lo más
preciado para mi.
¡Te defenderé!
Por caminos nuevos o
transitados, por altas montañas o profundos valles,
por arroyos caudalosos o
pequeños ríos de agua que bajan de la montaña
buscando
la libertad en el ancho mar. Toma mi palabra como un juramento
como
algo sagrado; no dudes de él.
Te
defenderé!
Ahora,
mañana y siempre con mi primer o último aliento. La sonrrisa de la
mañana
te pertenece, el saludo de la noche es para ti, tu eres el principio de
todas
las cosas y el final que un día se producirá. Y cuando llegue ese día,
con
toda mi voz, a los cuatro vientos, lo dibulgaré…
¡Te
defenderé porque tu eres mi vida que me hace vivir!
Mario Beer-Sheva
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