lunes, 2 de diciembre de 2024

DEL WSJ

 LOS REVESES PARA RUSIA, IRAN Y HEZBOLA SE VUELVEN UNA CATASTROFE PARA ASSAD DE SIRIA

La pérdida de Alepo ante rebeldes islámicos representa una derrota sorprendente para el régimen sirio, destacando su dependencia de aliados debilitados.

Por Yaroslav Trofimov
Noviembre 30, 2024
traducido por  Marcela Lubczanski
Le había llevado al régimen sirio y sus patrocinadores—Irán, Rusia y Hezbola—más de cuatro años desalojar a las fuerzas rebeldes de la segunda ciudad más grande del país, Alepo. En la época, en el año 2016, ellos celebraron esa victoria como el punto de inflexión en la guerra civil de Siria.
Ahora, una ofensiva rebelde sorpresa ha recapturado Alepo en apenas algunos días, incluyendo partes de la ciudad en las que el ejército sirio nunca se había rendido antes. Esta hazaña asombrosa es consecuencia directa de nuevas guerras que han estallado fuera de las fronteras de Siria.
“Es un cambio tectónico,” dijo Andrew Tabler, un miembro principal en el Washington Institute for Near East Policy que se desempeñó como director para Siria en la Casa Blanca de Trump. "Las potencias regionales e internacionales intervinieron en Siria hace más de una década, y ahora los conflictos de Ucrania, Gaza y Líbano se unen y se superponen todos en Alepo."
La milicia Hezbola de Líbano, el presidente ruso Vladimir Putin y el régimen de los ayatolas iraníes están todos actualmente embrollados en conflictos que amenazan su misma supervivencia, y en los que Siria es un espectáculo secundario, en el mejor de los casos. En diversos grados, los tres han sufrido golpes estratégicos—mientras que el patrocinador principal de los rebeldes sirios, Turquía, ha sacado ventaja de la agitación.
“Rusia está debilitada, Irán está debilitado, Hezbola está golpeado—y todo esto ha creado una oportunidad enorme para Turquía, la que se apresuró a tomarla," dijo Asli Aydintaşbaş, una especialista en Turquía en la Brookings Institution.
Como mínimo, los útimos acontecimientos frenarán el flujo de refugiados sirios hacia Turquía, un significativo problema político allí. Dependiendo de cómo se desarrolle el combate en las próximas semanas y meses, la caída de Alepo podría también dar a Ankara un rol dominante en el futuro de Siria—no necesariamente una perspectiva que agradaría a Israel.
El Presidente Bashar al Assad de Siria hizo lo mejor que pudo para mantener un bajo perfil desde que el ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023 se convirtió en una guerra regional entre Israel, Irán y los satélites iraníes. Sin embargo, esa maniobra—incluyendo un acercamiento reciente con las monarquías del Golfo que una vez financiaron a los rebeldes—no impidió que el régimen de Assad se embrolle en la vorágine que está reconfigurando el Medio Oriente.
Aclamada como un milagro en videos publicados desde la antigua ciudadela de Alepo, la caída de la ciudad el viernes a la noche excedió las expectativas más locas de los rebeldes islámicos. Ahora, después que el ejército del régimen colapsó o huyó, están en marcha otras ofensivas. El combate en los próximos días mostrará si el ejército sirio podrá reagruparse y contraatacar—o seguirá una retirada caótica de otros grandes importantes centros de población.
El factor más importante detrás de la pérdida de Alepo por parte de Assad es la derrota infligida sobre Hezbola por Israel. Equipada por Irán y Rusia, la milicia libanesa solía ser la fuerza de infantería más capaz luchando en favor de Assad, y fue instrumental en replegar a los rebeldes en el pasado.
Pero, en octubre del año pasado, el líder de Hezbola, Hassan Nasrallah, cometió un error estratégico, uniéndose a la guerra contra Israel que fue iniciada por Hamas. Cuando la milicia libanesa volvió a desplegar sus armas y fuerzas de Siria para combatir a Israel, en lo que creyó sería una campaña cuidadosamente calibrada, sufrió nada menos que una catástrofe militar.
En los últimos meses, Israel eliminó a la mayoría del liderazgo principal de Hezbola, incluyendo al propio Nasrallah, diezmó las filas de la milicia y destruyó sus cachés de armas en el sur de Líbano y sur de Beirut. Luego de una invasión terrestre, Israel ha forzado a Hezbola, el cual ha prometido seguir luchando hasta una retirada israelí total de Gaza, a entrar en un cese del fuego aparte.
“Hezbola está paralizado,” dijo Navvar Şaban, un investigador sobre Siria en el Harmoon Center for Contemporary Studies en Estambul. “Esto ha creado un vacío enorme. Aunque había fuerzas del régimen localizadas en Alepo, no estaban entrenadas, carecían de disciplina militar e incluso su plan de retirada fue un desastre."
Desde que comenzó la guerra en Gaza, Irán, también, ha perdido algunos de sus principales comandantes de la Guardia Revolucionaria en Siria y Líbano por los ataques aéreos israelíes. En lugar de proyectar fuerza, la represalia de Irán contra Israel—el primer intercambio directo de misiles entre los dos países—resultó en el bombardeo israelí de las defensas aéreas y plantas de producción de armas de Irán. Este fue un golpe para el poder militar y prestigio político de Teherán por igual.
Para Rusia, la intervención del 2015 para rescatar al régimen de Assad fue publicitada como un gran triunfo geopolítico que desplazó a Estados Unidos como la única potencia dominante del Medio Oriente. Luego llegó la invasión de Ucrania del 2022, la cual en lugar de una victoria rápida esperada por Putin se ha vuelto una guerra sangrienta de desgaste. Las fuerzas comunes rusas han absorbido cientos de miles de víctimas y perdieron varios miles de tanques y vehículos de combate desde entonces. El grupo paramilitar Wagner, el cual ha desempeñado un rol crucial en Siria, ha sido destruido, su liderazgo eliminado tras el fallido golpe del año pasado contra Putin.
La fuerza aérea rusa, indispensable para la supervivencia de Assad, no ha sido tan degradada como las tropas terrestres rusas en Ucrania, pero también han perdido una parte significativa de su poder de fuego y opera en una fracción de su anterior fuerza en Siria. De acuerdo con analistas de fuentes abiertas en la consultora Oryx, unos 117 aviones de combate rusos fueron destruidos en casi tres años de la guerra ucraniana, y 15 más fueron dañados.
Si bien la fuerza aérea rusa llevó a cabo una serie de rondas de bombardeos en Siria en los últimos días, estos ataques estuvieron limitados y no hicieron mucho por detener los avances rebeldes. “Los rusos están muy, muy ocupados en Ucrania, y eso es gran parte de ello,” dijo Mouaz Moustafa, director ejecutivo de la Fuerza de Tareas de Emergencia Siria, un grupo que aboga por la democracia en Siria. “Gracias Di-s por los ucranianos.”
La actual ofensiva rebelde en Alepo fue liderada por el grupo Hayat Tahrir al Sham, o HTS, una coalición de milicias islámicas que goza de respaldo turco. Sus líderes clave incluyen a combatientes islámicos una vez asociados con el Frente Nusra, una vez afiliado sirio de al Qaeda. Aunque el liderazgo del HTS ha desautorizado públicamente a al Qaeda, el grupo sigue siendo clasificado como una organización terrorista por el gobierno de Estados Unidos. A diferencia de las fuerzas rebeldes de hace una década, las unidades del HTS involucradas en la ofensiva actual parecieron bien entrenadas y bien armadas. Ellos también dependieron fuertemente de la tecnología en drones que ha sido desarrollada durante la guerra en Ucrania.
En un esfuerzo por evitar los errores del pasado y proyectar la imagen de moderación, el comandante militar del HTS, Abu Mohammad al Jawlani, instó a sus seguidores suníes islámicos a evitar dañar a los chiíes y otras minorías, y a mantener el orden en la ciudad. “Alepo siempre ha sido—y sigue siendo—un lugar de reunión de civilizaciones y culturas, con una larga historia de diversidad cultural y religiosa," decía este edicto.
Si bien los rebeldes del HTS—y sus patrones turcos—se beneficiaron de los ataques israelíes contra Hezbola y sitios en Irán y Siria, la sincronización de la ofensiva de Alepo probablemente estuvo vinculada al cese del fuego alcanzado recién en Líbano.
“Los terroristas han estado listos por un rato. Y mi suposición es que son los turcos los que los han estado manteniendo a raya," dijo Robert Ford, un ex embajador de EE.UU. ante Siria y miembro del Middle East Institute. “Pero ahora, una vez que el cese del fuego de Líbano esté terminado, el ataque contra Alepo no se ve más como Turquía combatiendo a un enemigo de Israel.”
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha estado entre los críticos más vociferantes de Israel, recibiendo a líderes de Hamas y recortando el comercio y lazos diplomáticos con Israel.
Aun así, la ofensiva en Alepo fue vista con satisfacción, si no regodeo absoluto, por muchos en Israel. “Es un hecho neto positivo para Israel,” dijo Nadav Pollak, un ex funcionario de la inteligencia israelí que enseña en la Universidad Reichman en Israel. “El eje de Irán-Hezbola-Siria sufrió fuertes golpes en los meses recientes, y esto suma otro golpe significativo, el cual fuerza a todos los miembros del eje a enfocarse en otro teatro que no es Israel.”
En cuanto a Rusia, los rebeldes entrando a Aleppo apelaron rápidamente a Moscú para que reconsidere su rol, y sus intereses, en Siria. "La revolución siria nunca ha sido dirigida contra alguna nación o pueblo, incluido Rusia," decía una declaración de la administración rebelde liderada por HTS. "No es parte en lo que está sucediendo en la guerra ruso-ucraniana."
Al mismo tiempo, los rebeldes—cuyas filas incluyen islámicos ruso-parlantes del Cáucaso y Asia Central—publicaron videos online de sí mismos matando soldados rusos en las afueras de Alepo y destrozando retratos de Putin en las oficinas del gobierno sirio.

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