martes, 28 de enero de 2025

 EL OSKAR SCHINDLER DE RUMANIA

A veces la historia es injusta porque no pone en su real dimensión a los grandes personajes que de una forma u otra salvaron a la humanidad de la debacle absoluta. Así sucedió por ejemplo, con héroes como Traian Popovici, quien evitó la deportación masiva y muerte casi segura de aproximadamente 20,000 ciudadanos de Chernovitz, Bucovina; por aquel entonces parte del Reino de la Gran Rumania.
En el marco de la Segunda Guerra Mundial, donde miles de judíos europeos eran enviados sin contemplación alguna a campos de exterminio repartidos en todo el continente donde les esperaba una inminente muerte; los judíos rumanos no serían la excepción y miles de ellos fueron enviados a campos de exterminio o ejecutados cruelmente por su propio gobierno y con el beneplácito de la sociedad rumana. El régimen de Ion Antonescu, líder absoluto de Rumania y alineado durante su gobierno con el Tercer Reich, tomaría un papel importante en la denominada “solución final” sirviendo de apoyo logístico para los alemanes quienes avanzaban rápidamente en el Este.
En 1941, el ejército rumano empezaría la deportación masiva de miles de sus conciudadanos de origen judío a diversos campos de exterminio, tres de ellos ubicados en Transnistria (actual Moldavia). Fue entonces que el señor Popovici fue designado alcalde de Chernovitz y recibió la orden directa del gobernador de Bucovina, Corneliu Calotescu, en ejecutar la deportación masiva de todos los judíos de la ciudad. Después de una negociación, Calotescu concedió a Popovici el permiso de que únicamente 200 de los 50,000 judíos de Chernovitz se quedaran en la ciudad. Sin embargo, no contento con dicho acuerdo Popovici intercedió ante el mismísimo Antonescu para evitar la deportación masiva y logró que 20,000 judíos fueran exentos de ser enviados a Transnistria, argumentando que los judíos eran fundamentales para el desarrollo de la economía de Chernovitz.
La población restante, unos 30,000 judíos, serían enviados a Transnistria (muchos de ellos morirían en el camino) y sólo una pequeña minoría de ellos pudieron volver a su tierra tras el final de la guerra. El hambre, frío, enfermedades y pésimas condiciones acabarían con la vida de miles de personas. Popovici fallecería en 1946 en el pueblo de Colacu, región Suceava. En Chernovitz perdura un monumento en su honor levantado por los sobrevivientes de la guerra. En 1969, el gobierno de Israel reconocería de forma póstuma a Popovici como Justo entre las Naciones en agradecimiento a su noble acto.
Si los judíos polacos tuvieron a Oskar Schindler como su gran protector, sus similares de Rumania tuvieron a Traian Popovici quien evitó la muerte casi inevitable de 20,000 personas durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy, que se recuerda un aniversario más del Día Internacional del Holocausto y la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau a manos de las tropas del Ejército Rojo, quiero rendir un humilde homenaje a este personaje casi desconocido por la historiografía occidental. Recordando también que mi bisabuelo Max nació en dicha localidad que hoy forma parte de Ucrania y espero algún día poder explicarles a mis hijos lo que significó el Holocausto en su real dimensión.
Ayer fueron los judíos, hoy son los inmigrantes el chivo expiatorio de la extrema derecha y paradójicamente de la izquierda neoestalinista; quienes achacan todos los males de sus Estados a las personas que emigran de sus lugares de origen a las grandes metrópolis del mundo en busca de una vida mejor. Quien no lo quiera ver, no está libre de culpa.
Escrito por Alexis Dunayevich Bruiget como una reflexión personal.
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