martes, 17 de septiembre de 2013

**El No Saber**

No tengo vergüenza, mira mis ojos y los verás con lágrimas, que libremente corren por mis mejillas, arrastrando la tristeza, del final de una ilusión o el comienzo de una realidad. Nuestro amor, ha perdido la vida, se esfumó en el aire, de los juramentos y proyectos; ya no existe más. No hay palabras que puedan resucitarlo, no hay consuelo para un desamor. Tantos días, tantas noches, haciendo planes y proyectos, sostenidos por nuestro amor; por nuestro amor que ni siquiera fue un sueño o quizás fue un sueño inconcluso, con bases sin sustento. Como viajando en una nube, hasta que el cielo despejó y la nube se perdió en el espacio y sin apoyo, nuestro amor, o lo que fuera, desapareció. ¡ Y nosotros despertamos del sueño y nuestros píes volvieron a la realidad ! Mis lágrimas son de dolor, dolor por ti, dolor por mi; lloro por los dos, ya que los dos fuimos culpables de este magnífico sueño, que nos hizo volar en el pensamiento y nosotros, ilusos, pensamos que eso era amor. ¡ Es tan difícil separar el amor del deseo, una tenue línea separa los dos ! El amor perdura, el deseo huye, con el tiempo, es efímero y al morir el deseo, si el amor no tiene bases sólidas, lo arrastra con él. Amigo lector; si tu conoces una fórmula para distinguir la reacción, te pido que me lo digas. ¡ Y, entonces, volverá a mi la vergüenza y dejaré de llorar ! Mario Beer-Sheva