lunes, 6 de mayo de 2024

 QUE SE MUEVE EN LA SOCIEDAD ISRAELI

En el mundo ultraortodoxo van apareciendo corrientes que, aun minoritarias, se enfrentan a la hegemonia politico economica misogina de las cortes tradicionales. Ya se ven jovenes, aun pocos, que cumplen con su servicio militar o civil y mujeres que exigen participacion en la vida politica nacional, y no solamente ir a votar el dia de elecciones a quien sus maridos les indiquen = = =
NAOMI RAGEN Judia Ortodoxa activista contra la segregacion por sexos en los autobuses.- Noemi Carbajosa
"Son talibanes. Atemorizan a la mujer en nombre de la religión"
El día que Naomi Ragen subió a un autobús en Jerusalén hace seis años no sospechaba que iba a ser el inicio de un largo proceso judicial que culminaría con una sentencia del Tribunal Supremo. Tampoco pensaba que se la conocería como la Rosa Parks israelí, en alusión a la mujer que propició el principio del fin de la segregación racial en Estados Unidos
Naomi se negó a cambiar de sitio en un autobús y llevó el caso al Tribunal Supremo
El Supremo no ilegaliza los autobuses públicos en los que las mujeres se sientan en la parte trasera, mientras que los hombres lo hacen adelante. Pero sí obliga a los conductores y autoridades a respetar a aquellas mujeres que decidan sentarse donde les plazca en los vehículos. Y ordena, además, instalar carteles en los que quede claro que la segregación por sexos no es obligatoria.
En Israel, hay más de medio centenar de líneas de transporte público segregadas por sexo, y conocidas como mehadrín. La población haredi -judíos ultraortodoxos- son los principales usuarios de este transporte,
Todo empezó el día en que Ragen, judía ortodoxa, subió en el autobús número 40 en un barrio ultraortodoxo de Jerusalén. Estaba vacío y se sentó en la parte delantera. En la siguiente parada, entró un hombre, que al verla, le pidió que se trasladara a la parte trasera. "Yo le dije que me sentaba donde quería", recuerda ahora en una cafetería de Jerusalén. Al poco rato, se subió un hombre grueso -calcula que unos 130 kilos- y que por edad podría haber sido su hijo. "Era un hombre sudoroso y se me abalanzó. Me gritaba y me decía que quién me creía que era para sentarme allí. Amenazó con llamar a la policía. Me insultaba explicando a los pasajeros que subían que yo no era una buena judía".
Ragen, de 61 años, sintió que no había marcha atrás, que si se levantaba significaría la rendición.
"Así que le miré a los ojos y le dije que, si me traía un código de leyes judías que dijera que las mujeres deben sentarse detrás, me movería. Que si no, por favor, se apartara".
Ragen hervía por dentro y cuando se bajó del autobús puso una reclamación en la compañía de transportes que cayó en saco roto. Escribió un artículo en la prensa y ahí quedó la cosa. Hasta que dos años más tarde, las abogadas del centro israelí para la coacción religiosa decidieron llevar a los tribunales su caso y el de otras cuatro mujeres religiosas que habían sufrido agresiones en autobuses. "Son como los talibán. Son unos fanáticos que atemorizan a las mujeres en nombre de la religión", dice Ragen, autora de varios libros sobre la comunidad haredi.
La creciente segregación por sexos en los ambientes religiosos israelíes -tiendas, funerales, centros de salud, oficinas- es algo relativamente nuevo, explica Ragen. Esta judía observante cree que estas restricciones "no tienen nada que ver con la religión". Atribuye la renovada contundencia de los grupos más fanáticos a la lucha por el poder político y económico y al fuerte crecimiento demográfico de los haredim, "Los fanáticos son ahora los líderes. Radicalizan su discurso para acumular más poder" Mientras un sistema electoral que favorece la ascensión al poder de partidos pequeños convierte a los partidos ultrareligiosos en imprescindibles a la hora de formar Gobierno. "Esto va a estallar algún día", vaticina Ragen.
En cuanto a la sentencia, la activista reconoce que es un éxito solo a medias. Que en parte se han cumplido sus expectativas porque en realidad ellas nunca pidieron la abolición de los autobuses segregados, porque quisieron ser tolerantes y respetar a los que quieran viajar separados.
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