No hace falta ser judío para apoyar a Israel. Hay que ser humano. No hay que tener miedo a comprometerse. Hay que pertenecer al MUNDO DE BIEN. El que no alza su voz se sabe de que lado está. Esto no me voy a cansar de decirlo. El silencio no siempre es salud. Ante estos hechos el silencio es cómplice.

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