jueves, 1 de septiembre de 2016


La UTDT: ¿De Universidad a Oficina de Agitación y Propaganda?
Por Julián Schvindlerman
Comunidades – 31/8/16
"Es una forma de acelerar el socialismo, que tarde o temprano nos quitará todo"
-- Torcuato Di Tella sobre el Instituto cultural que llevó su apellido.
El pasado mes de junio, el Departamento de Cultura de AMIA propuso a la Universidad Torcuato Di Tella realizar un panel sobre temática internacional, con énfasis en asuntos del Medio Oriente, ofreciendo a dos analistas políticos: Damián Szvalb (magíster en relaciones internacionales por la UTDT) y quien escribe (magíster en ciencias sociales por la Universidad Hebrea de Jerusalem). Nuestras posturas sobre asuntos globales pueden ser definidas como progresista y conservadora respectivamente, de manera que el panel es plural. El ofrecimiento -que comprende la inclusión de al menos un profesor de la universidad anfitriona en la mesa- fue hecho a otras casas de estudio también y ya aconteció en la Universidad del Salvador y la Universidad de San Andrés.
La UTDT se negó a dar lugar al mismo, y lo negó con descortesía. La Sra. Ana María Mustapic, directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la casa, rechazó la propuesta sobre la base de que ninguno de los expositores sugeridos podía ser considerado un “académico” o un “experto” digno de ser recibido por la universidad y afirmó que ese panel era adecuado para el centro de estudiantes. Sorprendido por el rechazo de la propuesta y la descalificación de los analistas, el director del Departamento de Cultura de AMIA hizo saber su malestar al rector de la universidad, Dr. Ernesto Schargrodosky, quien respaldó a su empleada.
Siendo que Damián Szvalb es graduado de la UTDT, el ninguneo fue casi un acto de auto-sabotaje, y siendo que él es docente en la UBA, carecía de todo sustento. En cuanto a mí, soy autor, entre otros, de dos libros de quinientas páginas cada uno sobre el conflicto palestino-israelí y las relaciones Vaticano-Israel y he dictado conferencias en cerca de una docena de universidades de América Latina, además de haber sido entrevistado en varias ocasiones por CNN en español y otros varios reputados medios del Hemisferio Occidental, que han considerado mi palabra lo suficientemente experta como para escucharla. Pero puestos a “evaluar” los grados de academicidad -cosa que me incomoda y lo hago sólo forzado por la actitud antiprofesional de la directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Di Tella- señalemos nomás que soy graduado de una universidad que es listada en el puesto 178 del reconocido Times Higher Education World University Rankings 2015-2016, mientras que la UTDT simplemente no figura; ni en el ranking mundial (reúne a ochocientas universidades del globo) ni en el latinoamericano (reúne a las cincuenta mejores de la región).
Hasta acá estaban mal las cosas pero, pudiendo ser empeoradas, así fue hecho. La semana pasada me enteré de que a la par que el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales se negó recibirnos a mi colega y a mí en la UTDT para un único evento, sí dio lugar a la realización en la sede de la universidad de un ciclo de conferencias sobre el centenario del acuerdo Sykes-Picot auspiciado conjuntamente por el Club Sirio Libanés, el que ha contado con la participación, entre otros, de Hamzeh Dawalibi, embajador de la República Árabe Siria; Husni Abdel Wahed, embajador de la Autoridad Palestina; Saad Chedid, ex presidente de la Fundación Argentino-Árabe y actual profesor de la Cátedra Edward Said de Estudios Palestinos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; Gabriel Sivinian, docente de la misma cátedra; Marcelo Cantelmi, editor de la sección Mundo del diario Clarín; y que contó con Jodor Jalit, columnista del Diario Sirio-Libanés, como moderador. La señora Ana María Mustapic inauguró presencialmente el ciclo. Entre los temas abordados: “Resistencia pacífica y violenta a la ocupación y colonización de Palestina” y “presencia del Estado de Israel y politización de la región”. Se capta la onda, ¿cierto?
Entonces cabe preguntar al rector y a la directora involucrados: ¿Es que no tienen vergüenza? ¿Qué clase de educación promueven en sus claustros? ¿Acaso es aceptable semejante exhibición de intolerancia ideológica y dogmatismo académico? Para docentes formados en los Estados Unidos y en Inglaterra, cabe interrogarles si es que han aprendido algo de los valores que han hecho grandes y libres a esas dos naciones: la diversidad, el pluralismo, la democracia y un genuino respeto por la diferencia. Y yo que me había alegrado por el cierre de la Secretaria de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional…
La UTDT tiene la prerrogativa de elegir a quienes les abre, y a quienes les cierra, las puertas de su casa. Y su alumnado y toda la sociedad tienen derecho a saber eso, también. Y por sobre todo, a tomar nota de que en este desafortunado episodio el diálogo y el debate han sido obstruidos para favorecer una única línea de conocimiento, y que así los valores más fundamentales que una universidad debe servir han sido traicionados. Este no es el camino hacia la excelencia académica, sino hacia la transformación de un importante claustro de estudios en un digno émulo del agit-prop soviético.

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