martes, 7 de mayo de 2024

Del WSJ

 LA SINIESTRA ARITMETICA DE UNA GUERRA JUSTA

Gettysburg, Hiroshima, Gazagrandes números de personas deben morir antes que un conflicto pueda ser resuelto.
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Lance Morrow
Mayo 2, 2024

Nací en septiembre de 1939, el mes en que Hitler marchó dentro de Polonia. Mis primeros recuerdos son de la Segunda Guerra Mundial. Los hombres de Estados Unidos—incluidos muchos de mis tíos, todos increíblemente jóvenesfueron convocados y enviados al exterior. El frente interno tenía una inocencia nostálgica, tocada con miedo. Un vacío. El largo suspenso.

Hiroshima rompió el hechizo. Recuerdo imágenes de una nube hongoalgo enteramente nuevo en el mundoen las tapas del Washington Post y el Evening Star. Ese terrible destello trajo el fin de la guerra. A medida que pasaron los años se instalarían sentimientos encontrados, las consecuencias morales.

Desde Europa surgieron otras imágenes que se alojaron profundo en la mente. Estas eran escenas de las películas granuladas y parpadeantes de los campos de concentración, en los cuales excavadoras empujaban cadáveres esqueléticos en tumbas masivas y los muertos vivos en sucios pijamas a rayas colgaban del alambrado, sus ojos oscuros y observando y llenos de horror desconocido. Esa fue la primera visión del mal del niño estadounidense.

El antisemitismo, yo pensaba, habría sido imposible después de esoo mucho menos probable en el mundo, y en Estados Unidos. Yo creí eso por años.

Un niño no podía empezar a entender los significados de Hiroshima o Auschwitz. Pero sentía su poder, su significado primordial. A medida que pasaban los años, pensaría en ellos. El siguió cambiando su pensamiento sobre si, moralmente hablando, Hiroshima y Auschwitz iban a ser considerados opuestos o, en sus terribles consecuencias, gemelos.

El sabía que Auschwitz y el resto de la Solución Final de Hitler eran malvados, más allá de la duda o discusión: el "ne plus ultra" del mal, debajo del cual el mal humano no podría descender de forma concebible. Hiroshima fue diferente. Involucró la imposición de gran muerte sobre no combatientes inocentes. ¿Pero fue, por esa razón, un gran mal? La paradoja: Hiroshima y, tres días más tarde Nagasaki, salvaron millones de vidas estadounidenses y japonesas que se habrían perdido si Estados Unidos se hubiese visto obligado a invadir las islas de origen. El periodista Evan Thomas, en su reciente libro "Camino a la Rendición," ha mostradode forma decisiva, piensoque las bombas atómicas eran necesarias, porque nada menos habría persuadido al alto mando fanático japonés de rendirse. ¿Debemos entonces pensar en Hiroshima como una especie de mal bueno, un oxímoron? ¿Un mal necesario? ¿Un mal defendible?

Le llevó dos años a Abraham Lincoln encontrar a Ulysses Grant, un general al manod que lucharía a pesar de las muertes que sabía que deben llegar: quien podría "enfrentar la aritmética" y aceptar la dura necesidad de gran muerte antes que la cuestión pudiera ser decidida y la Unión salvada.

¿Cuál es la aritmética en Gaza? ¿Es la invasión israelí en respuesta a las masacres del 7 de octubre un mal necesario? ¿O sólo un mal?

La aritmética es amarga en esa parte del mundo. En el Septiembre Negro de 1970, el Rey Hussein de Jordania salvó a su reino hachemita de los fedayines palestinos matando a 25,000 de ellos. Esa fue la cuenta de Yasser Arafat; algunos dijeron que la cifra fue más baja. En la década de 1980, la guerra entre Irán e Irak produjo entre uno a dos millones de víctimas. Incluso cuando, en las cercanías en Siria, Hafez al-Assad respondió a un levantamiento de la Hermandad Musulmana en 1982 reduciendo mucha de la ciudad de Hama a escombros cartagineses. En tres semanas, él mató a decenas de miles de su propio pueblo. Un relato declaró que las fuerzas de Assad "barrieron los restos de la ciudad en busca de sobrevivientes, torturando y ejecutando a presuntos miembros de la resistencia." Thomas Friedman del New York Times acuñó la frase "Reglas de Hama." El hijo y sucesor de Assad, Bashar al-Assad, emplea las tácticas de su padre contra enclaves rebeldes, usando agentes nerviosos y cloro, destruyendo hospitales, escuelas y mercados.

Hamas opera a por medio de las Reglas de Hama. Los manifestantes pro-palestinos no nos dicen cómo debería responder Israel cuando es atacada así. Un cese del fuego ahora no sería suficiente, en esta visiónsi Israel tuviera alguna decencia, desaparecería de la faz de la tierra. A la mañana siguiente, la tierra desde el Río Jordán hasta el Mar Mediterráneo revertiría la higuera y el olivar y el chapoteo de las fuentes: a la tierra prelapsaria, anterior a 1948 de nunca jamás de la  Palestina toda palestina. Y todo estaría bien. Desde el río hasta el mar, la tierra sería, en el término nostálgico de los nazis, judenreinlimpia de judíos.

En Gaza el costo en vidas palestinas inocentes es elevado. La aritmética es amarga en verdad. Pero el mundo adulto, si todavía existe, debe enfrentarlo. Las personas decentes lloran por los palestinos inocentes. Ellos son víctimas de Hamas, de su liderazgo malvado y de sus actos.
Los manifestantes que piden la extinción de Israel e incluso la matanza de los judíos son, muy al menos, culpables de ingenuidad inexcusable sobre el mal, el terrorismo y la oscuridad que, como enseña la experiencia, puede descender fácilmente. Ellos no tienen el conocimiento de la historia o sentido de tragedia para entender como el horrorsurrealista y satánicoevolucionará repentinamente. Podría ocurrir aquí. Algunas de estas personas desearían que suceda aquí. Ellos prometen que el 7 de octubre será repetido mil veces.
Ese día, con sus jubilosas mutilaciones, sus alborotos, sus violaciones y decapitaciones, su matanza de bebéstal mal necesita ser aplastado, así como la esclavitud necesitaba ser aplastada en Gettysburg, que fue el punto de inflexión de la Guerra Civil Estadounidense. En tres días, 50,000 hombres resultaron muertos o heridos allí. Más tarde, la marcha de William Tecumseh Sherman a través de la tierra sureña fue más que un toque cartaginés. Una guerra justa, no menos que una injusta, puede involucrar aritmética trágica.
El Sr. Morrow es un miembro senior en el Centro de Políticas Públicas y Etica y autor de "El Ruido de Las Máquinas de Escribir: Recordando al Periodismo."

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