EL CONGRESO, CUBA Y LOS CINCO DE LA EMBAJADA
Los matones de Maduro aterrorizan a la oposición de Venezuela con apoyo de La Habana.
Por Mary Anastasia O'Grady
Diciembre 29, 2024
traducido por Marcela Lubczanski
Cinco venezolanos valientes están pasando las fiestas de Navidad atrapados en la Embajada de Argentina en Caracas. Magalli Meda, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos, Claudia Macero y Omar González son prisioneros de la dictadura militar de Nicolás Maduro. Pero no se equivoquen: La Habana está detrás de este sadismo.
Esto importa porque mientras los "cinco de la embajada" están apenas sobreviviendo, los sustitutos estadounidenses de Cuba en el Congreso y otras partes de la Washington oficial están colocando una presión en toda la cancha sobre el Presidente Biden, tratando de lograr que él levante la designación por parte de EE.UU. de Cuba como un estado patrocinador de terrorismo antes de dejar el cargo. Por razones geopolíticas, morales y humanitarias, empoderar a Cuba en este momento sería un error trágico.
Los miembros de la dictadura cubana viven bien en la isla y hay todavía gran cantidad de dinero para construir hoteles lujosos, pagar a las fuerzas armadas para que mantengan a raya el disenso, y compartir información para apoyar al déspota de Caracas. Pero el régimen de 66 años de edad ha destruido la economía de Cuba. La red eléctrica ha colapsado. Decenas de miles de millones en préstamos han sido despilfarrados, y la mayoría de los países ya no prestarán más al régimen irresponsable. Entonces quiere acceso a las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y crédito de bancos estadounidenses para garantizar su poder en casa y continuar con sus empresas en el exterior. Esto requiere levantar la designación de terrorismo.
Dieciocho congresistas demócratas, incluidos Ilhan Omar (D., Minn.), Barbara Lee (D., Calif.), James McGovern (D., Mass.) y Alexandria Ocasio-Cortez (D., N.Y.) quieren ayudar al régimen a obtener lo que quiere. El 15 de noviembre ellos enviaron una carta al Presidente Biden implorándole que quite a Cuba de la lista de estados patrocinantes de terrorismo y proporcione el alivio de las sanciones. Ellos también dicen que quieren una infusión de ayuda estadounidense para el pueblo cubano—como si el totalitarismo permitiera tal cosa. ¿Estas pericsonas son obtusas o malvadas? Tal vez ambas cosas.
The Hill informó el 17 de diciembre que Ben Rhodes, asesor adjunto en seguridad nacioanl del Presidente Obama, está también haciendo lobby para conseguir quitar a La Habana de la lista de terrorismo. Si el Sr. Rhodes, con su historial en política exterior, favorece algo, sabes que es una mala idea.
Como explicó el Departamento de Estado en enero del 2021: “Durante décadas, el gobierno cubano ha alimentado, albergado, y proporcionado cuidados médicos a asesinos, fabricantes de bombas, y secuestradores, mientras muchos cubanos pasan hambre, no tienen hogar, y no tienen medicinas básicas." Agregó: "Los aparatos de inteligencia y seguridad cubanos han infiltrado las fuerzas de seguridad y militar de Venezuela, ayudando a Nicolás Maduro a mantener su nudo de ahorque sobre su pueblo mientras permite que operen organizaciones terroristas." La ayuda de Cuba a los grupos guerrilleros "continúa más allá de las fronteras de Cuba también, y el apoyo del régimen a Maduro ha creado un entorno permisivo para que los terroristas internacionales vivan y prosperen dentro de Venezuela."
La difícil situación de los cinco de la embajada destaca la barbarie de Cubazuela. Ellos buscaron refugio con los diplomáticos argentinos hace nueve meses cuando el régimen trató de arrestarlos por su trabajo pacífico en favor de la oposición diplomática. Ellos están pidiendo salvoconducto para salir del país en virtud de la Convención de Caracas de 1954.
El Sr. Maduro está en cambio ajustando el nudo. Los diplomáticos argentinos han sido expulsados y a los brasileños, quienes asumieron la custodia de la embajada, ya no se les permite más entrar a las instalaciones. Muy recientemente los matones de Maduro han puesto sitio al edificio, cortando la electricidad y acceso a provisiones. Los rehenes están racionando la poca comida que les queda y tomando agua bombeada por un generador. Matones armados patrullan el vecindario con rifles de asalto, sumando a la tortura psicológica y aislamiento.
Bashar al-Assad, el dictador sirio exiliado, es un hombre odiado en su propio país. ¿Pero es más odiado en casa que el Sr. Maduro, quien es igualmente despiadado, y cuyo control del poder está ahora en su 12º año? Lo dudo. El problema para los venezolanos comunes es que un régimen siendo "ampliamente vilipendiado' no es suficiente para forzar un cambio. Eso generalmente sucede a punta de pistola.
Venezuela podría reclamar su libertad si hubiera un levantamiento entre los 200,000 del personal militar uniformado activo y policía civil. La mayoría están infelices, pero el Sr. Maduro y su ladero implacable, Diosdado Cabello—ahora ministro de seguridad pública—se dice que los mantienen a raya con unos 5,000 ejecutores bien pagos.
Cuba tiene un gran rol también. Los números cubanos dentro del país pueden fluir y volver a fluir, pero La Habana respalda al régimen. Ha enviado personal para proporcionar seguridad al Sr. Maduro y entrenar cuidadores para vigilar a los soldados rasos y a los oficiales de rango medio en los cuarteles. Los soldados están bajo el ojo vigilante constante de alguien que puede reportarlos por una mirada sospechosa o el uso de un sitio web no aprobado en un teléfono. La sofisticación de Cuba en consolidar y anaiizar a información no tiene par en el mundo.
Bajo la tutela política cubana, ocho millones de venezolanos han abandonado el país, hay 1,900 prisioneros políticos, y los cinco patriotas dentro de la embajada están siendo hambreados a muerte. Esto es terrorismo estatal con cualquier otro nombre.
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