El anciano no se molestó; simplemente volvió a encenderla y dijo:
“La luz no falla. A veces solo necesita que alguien la recuerde.”
Su nieto, confundido, le preguntó:
“¿Por qué volver a encenderla si igual se apagará otra vez?”
El hombre le respondió:
“Porque la mitzvá(el precepto)no es garantizar que la luz dure. La mitzvá es no rendirse cuando se apaga.”

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