lunes, 13 de julio de 2015

Lo que gasta Israel en los asentamientos



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Independientemente del tema del que se trate, hay gente que siempre prefiere desviar la conversación al “incesante y deliberado programa [israelí] de expansión de los asentamientos”, como hizo Jeremy ben Ami, fundador de J Street, en respuesta a las revelaciones de Michael Oren sobre la conducta de la Administración Obama respecto a Israel. Así que cumplamos sus deseos y hablemos de los asentamientos; concretamente, de cuánto se gasta el Gobierno israelí en este “incesante programa de expansión”. Porque, según nuevos datos publicados nada menos que por el líder de la oposición, el gasto del Gobierno en los asentamientos de la Margen Occidental y en sus habitantes es, en realidad, en torno a un 40% per capita menos de lo que Israel se gasta en sus otros ciudadanos.
En una entrevista concedida a Haaretz y publicada hace unas semanas, al presidente del Partido Laborista, Isaac Herzog, contrario a los asentamientos, le preguntaron cuál era “el coste anual de la ocupación”. Su respuesta fue:
Entre 2009 y 2014, Israel invirtió 10.000 millones de shekels [2.500 millones de dólares] en Judea y Samaria; es una parte enorme del presupuesto estatal.
Pero está claro que las matemáticas no son el fuerte de Herzog; porque, en realidad, 10.000 millones de shekels son una parte insignificante del presupuesto del Estado, que ascendió a 408.000 millones de shekels en 2014. Así que, incluso suponiendo (como hago yo) que quería decir 10.000 millones al año, no en el transcurso de 5 años, sigue siendo sólo un 2,5% del presupuesto.
Según datos de la Oficina Central de Estadísticas israelí, en 2013 (el último año para el que hay datos disponibles) había 341.800 colonos judíos, frente a una población israelí total de 8.134.500 personas. En otras palabras: los colonos suponen el 4,2% de la población.
Así, si el Gobierno se está gastando 10.000 millones de shekels al año en los colonos, su parte proporcional del presupuesto del Estado es un 40% inferior a su participación en la población. Y la mayor parte de ese dinero se gastaría igual independientemente de dónde vivieran, ya que todos los israelíes tienen derecho a sanidad, educación, defensa y otros servicios financiados por el Estado.
Naturalmente, podría argumentarse que las cifras de Herzog, simplemente, no son fiables. Pero su predecesora en la presidencia del Partido Laborista, que también se opone a los asentamientos, llegó a una conclusión parecida: el Gobierno, en realidad, gasta muy poco en ellos.
En una entrevista de 2011 concedida a Haaretz, a Shelly Yacimovich le preguntaron si “los miles de millones (…) invertidos en los asentamientos” no llevaban aparejado el precio de su sueño de un Estado del Bienestar dentro de la Línea Verde, pero ella lo negó tajantemente:
Conozco esa famosa ecuación: si no hubiera asentamientos habría un Estado del Bienestar dentro de las fronteras israelíes. Conozco esa visión del mundo que sostiene que si recortáramos el presupuesto de defensa a la mitad habría dinero para educación. Es una visión sin conexión con la realidad. La rechazo; simplemente, sus hechos no son correctos, aunque se considere que es axiomática. Una escuela situada en un asentamiento, con un número X de alumnos, si se trasladara al interior de la Línea Verde tendría el mismo número de alumnos y el mismo coste.
Dos semanas después escribió una continuación para Haaretz, en la que insistía en su “rechazo de las matemáticas de ‘si no hubiera asentamientos, habría dinero para un Estado del Bienestar’. Me confieso culpable: yo también pensaba eso hace seis años”. Pero después de “seis intensos años como miembro del comité financiero [de la Knéset]” se había convencido de que esa creencia era simplemente falsa.
Para los antiisraelíes a ultranza, los hechos nunca son relevantes. Pero para el resto del mundo, puede que al fin sea hora de admitir lo mismo que ya han reconocido dos sucesivos líderes de la oposición: lejos de dedicarse a una “expansión incesante de los asentamientos”,  en realidad el gasto del Estado de Israel en éstos es insignificante.
© Versión original (en inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medi
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