viernes, 10 de enero de 2014
Gueulá: cuando la palabra se traduce en canto
Parasha BESHALAJ
BHN”V
Es tiempo de Gueulá para el pueblo judío. La dolorosa noche egipcia, junto a los
torturantes días de esclavitud, han abierto el camino hacia una libertad prometida y,
ahora, ejecutada. El Todopoderoso había asestado al soberbio y endurecido faraón "Sus
señales en medio de él": "le-máan shití ototai ele be-kirbó", al decir de nuestra Torá. Será
el faraón mismo (aquel que se negó a lo largo de un año a liberar al pueblo hebreo) quien
inaugure y dé el nombre a nuestra perashá semanal: "Vaiehi be-shalaj Par'ó et haam...",
"Y aconteció cuando hubo enviado (echado o expulsado) faraón al pueblo". La Torá
parecería insinuarnos que fue merced al faraón que salimos de Egipto, gracias a "su
permiso". Tal vez radique allí lo oculto de tal comienzo: Solo la Voluntad de D's es la que
se cumple...
Incluso aquel que en sus principios dijo "¿Y quién es D's...?", "¡No lo conozco!" ahora
debe hacer, también él y a pesar suyo, Su Voluntad. Muy a pesar suyo... "Rabot majashabot
be-leb ish", enseñaba el rey David, "va-atsat haShem, hí takum". Numerosos son los
pensamientos del ser humano y, sin embargo, solo el consejo de D's y sus decisiones
habrán de ser realidad. El faraón tuvo que aprender la lección. Los faraones no sólo no
comprenden de sueños, tampoco saben de realidades. Hoy, en Be-shalaj, faraón es
sujeto porque está sujeto a los designios del Creador del Mundo.
Pero nuestra sagrada Torá nos conduce hacia la otra "orilla". No nos habla solo de quien
libera sino de los liberados, como lo expresamos en nuestra tefilá cotidiana: "shibejú
gueulim...", "alabaron (a D's) los redimidos (igual) liberados". También desde este "otro
lado" hay aprendizajes; se confronta con el pasado inmediato y con el presente (complejo,
pero esperanzador). "U-Bené Israel iotseim be-iad ramá...", dice la perashá. "Los
Hijos de Israel salían (de Egipto) con mano alzada" que, al decir de Rashí, significa:
atrevidamente, altamente, abiertamente.
No nos escapamos ni nos fuimos con las cabezas gachas, huyendo despavoridos. Eso
no es gueulá, redención. La redención = liberación tiene que ver con la palabra traducida en
canto, la expresión más elevada para allegarse a D's. De allí nuestro canto en la
plegaria matutina: "shirá jadashá shibejú gueulim le-Shimjá ha-Gadol al sefat ha-iam...",
"Una renovada canción de alabanzas entonaron los redimidos a Tu Gran Nombre a
orillas del mar..." De este lado de los hechos hay un pueblo preparado para cantar, para
comenzar a servir a Su D's, en los tiempos y en la formas que Su D's ha establecido; del
otro lado, un faraón que alista a sus soldados para perseguir a los esclavos liberados
"por él", según expresa, a fin de hacerlos volver a su estado anterior.
Éstas son las complejidades de nuestro texto: un pueblo que vive la Gloria mientras
otro pueblo (que no alcanzó a sepultar a sus propios hijos ni a dolerse por ellos) corre
presto tras la orden de un monarca que, además de no sentir nada por los suyos, no
siente compasión siquiera por su propio hijo, muerto siete días atrás.
Ahora, tal vez, se comprenda mejor la plegaria que cada noche ilumina nuestra existencia
al decir: "Raú banim et gueburató...", "Y vieron Sus hijos Su fortaleza..." Tanto a la
hora de sufrir la esclavitud como al salir de ella el Todopoderoso nos considera como
"Sus Hijos".
Mientras una cultura no los considera ni en la muerte misma, D's nos cobija y eleva hasta
la liberación definitiva. Por eso esta plegaria, dicha por las mañanas, nos habla de esos
"Hijos" como Ahubim, los amados, Iedidim, los amigos, Gueulim, no sólo los liberados.
Apreciemos el tiempo de la Gueulá, sintamos el amor profundo de D's, que nos dice día
a día: "Hijos sois vosotros para HaShem, vuestro D's..."
Rab Mordejai Maaravi. Rabino oficial de la OLEI