martes, 2 de julio de 2024

 

MAS LENTO, MAS CERCA
Cómo todo pasaba desatinadamente rápido, los encuentros, las vivencias, los enojos y los amores.
Como si estuviéramos sumamente apurados.
Como si la línea no fuera una sumatoria de puntos.
Como si la escalera no fuera un escalón y luego otro, y luego otro.
Siempre la vista puesta en el objetivo, en la meta.
El camino era siempre un asunto irremediable, ineludible, por el que se debía caminar para obtener lo que realmente importaba.
Y un día, un día que no alcanzo a distinguir, la celeridad comenzó a disminuir.
El apuro dejó de presionar por dentro.
Los puntos de la línea se hicieron más evidentes, más destacados.
Los escalones se convirtieron en etapas, en espacios de pensamiento y reflexión.
El camino ahora conduce, pero también existe, y es muy bello: el primer café de la mañana, el sol manso que atraviesa mi ventana, el canario y sus primeros trinos, y una cierta serenidad, lenta, pausada, como si de pronto la vida sólo se pudiese beber a tragos cortos, saboreando cada instante.
Sin saltear ninguno.
Me consta:
ya las palabras no son más importantes que los silencios.
Puede ser una imagen de 1 persona, agua, playa, crepúsculo, océano y horizonte



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