UNA "CACERIA DE JUDIOS" EN TODO EL MUNDO
Por Bret Stephens
traducida por Marcela Lubczanski
Si quedaba alguna duda acerca de los motivos de los matones de Amsterdam que la semana pasada aterrorizaron y atacaron a aficionados israelíes de fútbol en manadas, una investigación en The Wall Street Journal debería resolver las cuestiones.
No fue meramente una reacción al comportamiento provocativo por parte de algunos hinchas. No fue sólo enojo desbordante por la guerra en Gaza. Fue algo completamente más oscuro.
"Los partidarios de Maccabi habían viajado a la capital holandesa para un partido con el equipo local Ajax el jueves a la noche," informó el diario, refiriendose al club de Tel Aviv. "Poco sabían que, anteriormente en el día, se habían vuelto un tema de discusión en aplicaciones de mensajería populares, donde los usuarios estaban llamando a una Jodenjacht, o 'Cacería de Judíos.'"
Cacería de judíos: Grotesca como es la frase, ya no puede sorprender.
Es lo que promete el graffiti en una pared de la estación de metro de Oslo: "Hitler lo empezó. Nosotros lo terminaremos."
Es una ola de crímenes de odio antisemita en Chicago, incluidos "folletos antisemitas con pelotitas estilo veneno para ratas" encontrados en el Lincoln Park en abril, un hombre judío tiroteado mientras caminaba hacia su sinagoga en el West Rogers Park en octubre y dos estudiantes judíos en la Universidad DePaul atacados por hombres enmascarados el pasado miércoles.
Es una larga sucesión de ataques—a veces con punzones de succión, otras veces con coches, más recientemente con un intento de secuestro de un niño—contra los judíos jasídicos en Brooklyn.
Es la presunta violación en banda en París en junio de una niña judía de 12 años de edad por parte de chicos adolescentes "pronunciando amenazas de muerte y comentarios antisemitas," de acuerdo con un informe de Agence France-Presse.
Es el ataque incendiario el lunes contra un tranvía en Amsterdam—un seguimiento del alboroto de la semana pasada—con los alborotadores vestidos de negro aullando "Kanker Joden"—"Judíos Cáncer."
Es lo que un terrorista de Hamas estuvo haciendo el 7 de octubre del 2023: "Papá, te estoy llamando desde el teléfono de una judía. Acabo de matarlos a ella y a su esposo, con mis propias manos maté a 10."
Adviertan lo que estos atacantes no están diciendo. Ellos no se están expresando en el léxico que se desvanece del anti-Sionismo. Ellos no están denunciando la política israelí o hablando en voz alta por los derechos palestinos. Ellos están tratando de hacer distinciones cuidadosas entre judíos e israelíes. Ellos están, como las generaciones de perpetradores de pogroms antes que ellos, simplemente afuera para conseguir a los judíos—un recordatorio, si era necesario uno, de la verdad atribuido a menudo a Maya Angelou: "Cuando alguien te muestra quién es, creéle la primera vez."
Lo cual hace aun más destacable cuan enérgicamente algunas personas intentaron inicialmente ocultar la naturaleza del pogrom de Amsterdam. Los medios raramente son tímidos acerca de denunciar ciertos tipos de crímenes de odio como racistas. Pero durante días la palabra "antisemita" fue ya sea puesta dentro de comillas o atribuida a funcionarios holandeses cuando hablaban sobre la violencia. La identidad de los atacantes ha sido tratada como un misterio, o un secreto, más allá de referencias delicadas a personas con "un contexto de migración," en las palabras del primer ministro holandés Dick Schoof.
Se ha prestado gran cantidad de atención a algunos aficionados israelíes que tiraron abajo una bandera palestina, vandalizaron un taxi y, en hebreo, cantaron frases espantosas contra los árabes. No hay excusas para nada de eso. Pero los ruidosos aficionados al fútbol ingleses en Alemania han sido conocidos por celebrar las víctimas alemanas de la guerra. En cierta forma no lleva a un frenesí de violencia organizada.
Tampoco suma alguna luz proporcionar el "contexto" de la guerra en Gaza como una forma de tratar de entender lo que sucedió en Amsterdam. Ninguna persona decente explicaría los ataques contra los asiáticos en Estados Unidos observando que los atacantes podrían estar airados por, digamos, los abusos a los derechos humanos en China o sus estándares en bioseguridad.
Sin embargo, tantas personas supuestamente decentes se apresuran a tratar de dar cuenta por el mal que se hace a los judíos a traves de la referencia al mal (como ellos lo ven) que los judíos hacen a otros. Como señaló Leon Wieseltier hace años, este tipo de razonamiento no es una explicación para el antisemitismo. Es la esencia del antisemitismo.
El antisemitismo en Europa ahora ha alcanzado el punto en que el futuro de muchas de sus comunidades judías está seriamente en duda. No estoy seguro que la mayoría de los europeos entiendan qué catástrofe civilizacional representa esto—aunque menos para los judíos europeos, la mayoría de quienes encontrarán otros lugares para ir y prosperar, que para Europa misma. La suerte de las sociedades que se vuelven "judenfrei"—libres de judíos—no ha sido, históricamente, una feliz.
Estados Unidos está todavía a un largo camino de este punto, gracias a una comunidad judía más grande y más confiada políticamente, junto con una cultura nacional que tradicionalmente ha admirado generalmente a los judíos. Pero esa cultura está también bajo creciente amenaza hoy, ya sea de los compañeros de viaje de Hamas en las universidades más prestigiosas y el mundo editorial; de los admiradores de Louis Farrahkan en la comunidad negra; o de la envejecida derecha alternativa nacionalista, con un guiño siniestro, contra los "globalistas" y "neoconservadores."
Los estadounidenses (y no sólo los judíos) deberían tener cuidado: Si permanecemos en este camino, la cacería de judíos de Amsterdam puede estar sobre nosotros también, y más pronto de lo que pensamos.
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