viernes, 18 de mayo de 2012
PARASHA DE LA SEMANA
Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 18/May/12 17:42Hs. - Motzaei Shabat 19/May/12 18:36 Hs.
Perasha Behar - Bejukotai
BS"D
UN VIAJE MUY ALECCIONADOR
Cuando Shmuel supo que el Jafetz Jaim estaba por llegar a la ciudad de Varsovia, se dijo: "Yo seré el primero en ver al gran Tzadik (Justo). Y cuando le ofrezca alojarse en mi hotel, ¡seguramente aceptara!"
El día señalado madrugó, y se hizo presente antes que nadie en la estación de trenes. La gente fue llegando después, pero Shmuel era el primero en la fila de los que recibirían al Jafetz Jaim. El anciano Jajam asomó su figura bajando del vagón, y Shmuel se acercó a él emocionado. Lo saludo y le pidió que lo honre con su presencia en su casa de huéspedes. Sus deseos se vieron cumplidos: El Jafetz Jaim aceptó.
Al rato estaban los dos sentados en la carroza que los llevaba al albergue de Shmuel. El corto viaje fue una buena oportunidad para que entablen una conversación:
- Dime, Shmuel - le dijo el Jafetz Jaim - Seguramente tú fijas un tiempo para estudiar Tora, no? , Cuántas horas le dedicas al día y que estas estudiando últimamente?
Shmuel bajó la cabeza y respondió en voz muy poco audible:
- Usted verá, Rabi: De veras que lamento mucho no poder cumplir con esta Mitzva tan importante. Pero no es ninguna novedad que la situación económica es muy crítica. Ya lo dijeron Nuestros Jajamim, que conseguir la Parnasá (el sustento) de la persona es tan difícil como partir el mar... Y realmente estoy muy preocupado por ello. Desde el amanecer hasta altas horas de la noche, estoy inmerso en mi trabajo. Y cuando acabo, no veo el momento de llegar a la cama para reponer fuerzas.
Shmuel vio que el Rab se limitaba a escucharlo, y se animó a seguir con su explicación.
- Varsovia es una ciudad muy grande. Diariamente llegan viajeros, y yo me veo necesitado de ir a la estación de trenes a cada rato para convencerlos a que se alojen en mi hotel y trasladarlos. Si no hago así, otro hotelero se me adelantara y perderé el cliente. ¡Ya ve usted, Rab, que no puedo descuidar mi Parnasá!
El Jafetz Jaim guardó silencio unos instantes y luego habló:
- Se me ocurre que tu caso puede compararse a un ejemplo. Escucha bien: Un aldeano se dispuso a ir por primera vez a la ciudad, para arreglar unos asuntos. El estaba acostumbrado a viajar en carreta, pero el trayecto desde la aldea a la ciudad requería un viaje en tren, vehículo que vio por primera vez en su vida. Una vez arriba, el aldeano vio que el tren se desplazaba mucho más despacio de lo que se imaginaba, seguramente porque aún no había salido de las vías lentas de la estación. Ya no pudo soportar, y se levantó repentinamente de su asiento. Se bajó del vagón; se remangó, y comenzó a "empujarlo". Gruesas gotas de sudor corrían por su frente; su rostro se ponía cada vez más rojo; el aliento ya se hacía más entrecortado... Los dermas pasajeros miraban tan extraña escena sin enten-
der, hasta que uno de ellos le pregunto: "¿Se puede saber que es la que pretendes hacer?". El aldeano respondió con otra pregunta: " ¿Que es lo que pretendo hacer? Pues apurar mas el paso del tren, ¿no se dan cuenta? Tengo mucha prisa, y si nos quedamos aquí todos sin hacer nada, ¡llegaremos el año que viene...!" La explicación del aldeano no hizo sino provocar la risa general. "¿Acaso crees", le dijeron al aldeano, "que tu insignificante esfuerzo contribuirá en algo, frente al poder descomunal de la locomotora?".
Al concluir el Jafetz Jaim con su parábola, procedió a exponerle a Shmuel la moraleja:
- Debes saber que HaShem conduce este mundo con un poder y una fuerza cuyas dimensiones son inimaginables. La mente humana no alcanzara a captar nunca la magnitud de la omnipotencia del Creador, que alimenta desde las larvas más pequeñas hasta los animales más gigantescos. ¿Y tú crees que con tu esfuerzo desmedido, tan grande que ni te permite estudiar Torá "ayudaras" a HaShem a proveerte de la Parnasá? El Creador del Universo no necesita la asistencia de nadie. Es cierto que la persona debe hacer su parte y no quedarse estática esperando que la Parnasá "le llueva", pero todo debe hacerse en la medida de las posibilidades de cada uno; sin dejar de lado las obligaciones que tenemos para con HaShem y para con nosotros mismos como Iehudim. No te preocupes - concluyó diciendo el Jafetz Jaim Tú cumple con la cuota de Estudio de Torá que necesitas para vivir espiritualmente, y HaShem reconocerá tu esfuerzo y te enviará la Parnasá necesaria para vivir físicamente sin problemas...
(Ma-asehem Shel Tzadikim - Bejukotay)
“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO).-