viernes, 16 de agosto de 2013

El guardián de las palabras

Escrito por Rabino Mordejai Maaravi Publicado en Parashá tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente El guardián de las palabras... Shabat Parashat "Ki Tetse" -- BHN"V Nosotros, como seres humanos -bené adam-, sobresalimos del resto de la creación. La vida en el mundo creado por D"s, es definida como "NEFESH JAIÁ" -"Creaturas vivientes"-, involucrando con ello a peces, aves, animales y ... "se convirtió Adam en un ser viviente" (Genesis 2:7) (¡También Adam es Nefesh Jaiá!). Dicho término ha sido traducido por Unkelos, (versión aramea) como "ente que habla", mientras que Najmánides manifiesta en esto una clara referencia al aspecto espiritual del ser humano. Maimónides, en su "Guía de Perplejos" nos aleccionará diciéndonos que, precisamente la condición del ser humano al ser creado "a Imagen de D"s", consiste en su capacidad racional que lo distingue y eleva por sobre todo el resto. Deducimos, por tanto, que la palabra es vida misma, condición peculiar, excluyente y sobredimensionadora del Ser Viviente... Ahora bien, si podemos ser "fieles" a esta introducción, y así como se nos invita a preservar la vida -ante todo- para ser consecuentes, deberíamos ser también "guardianes de las palabras"... "Ha-jaim ve-ha-mavet, beiad ha-lashón", sentenciaron nuestros maestros. La vida y la muerte, están a merced de nuestra lengua. Ni más ni menos. Y ahora, en estos tiempos de Elul, donde todo nuestro derredor -físico y espiritual- se "prepara" para recibir al nuevo año entendiendo que la sustancia de Rosh Hashaná está contenida no sólo en lo que hicimos -bien o mal- sino también en lo que dijimos... No es casual, querido lector, que el tiempo que se avecina, los primeros diez días del año, son un conjunto -no de días-, sino espacios donde confrontar realidades, ilusiones, logros y fracasos. Cosas que dijimos que queríamos y a las cuales tal vez no lleguemos a empezar. Otras tantas que sólo alcanzaron a ser deseos ni siquiera expresados, y otras (¿las menos, las más?) que esperan, esperan... Esperan que superemos el postergarlas... No es casual, decíamos, que el tiempo del Nuevo Año lo inaugura la "cuenta del tiempo", para concluir, en el inicio del décimo día, -esto es IOM KIPUR- con no sólo la melodía (como lo es para muchos...) sino con el contenido de una plegaria que habla de nosotros, de nuestras ilusiones, de nuestras postergaciones, de nuestros compromisos fallidos, de nuestra palabra "venida a menos", devaluada en el seno de una sociedad que aparenta querer decir insinuar hablar, elevarse con la palabra otorgada, pero que definitivamente la deforma la trasciende, la cosifica, la pierde... "Col Nidré" (o Cal Nidré), hace alusión ,a sólo diez días de iniciado el año, a las promesas, los votos, los juramentos, las "palabras dadas", lo prometido que fue incumplido. A los cuales no llegamos. Porque no pudimos, no siempre porque no quisimos. El año judío nos pide tener en cuenta LO QUE DECIMOS, no sólo lo que hacemos. Porque... ¿si hacemos algo malo, no diremos acaso que es a causa del impulso? Pero... si decimos solamente lo malo, si la palabra se desfigura en "no compromisos", si lo que digo carece de valor... ¿A qué atribuiremos estas falencias? La gran frase que inaugura el pedido de súplicas diarias, es el "MA NOMAR LEFANEJA..." "¿Qué habremos de alegar ante Ti?" ¿Con qué palabras nos vamos a presentar ante el Creador? ¿Cuántas promesas más vamos a traer este año al Bet Ha-Keneset para NO CUMPLIR? ¿En cuánto más pondremos a riesgo esta hermosa vida de "Nefesh Jaiá" -seres vivientes- cuya corona es la capacidad de comunicarnos, de expresarnos, de decir al menos una sola palabra, palabra que cura, que eleva, que ayuda, que dignifica... Palabra que dice que soy humano. Condición que anuncia mi Imagen y Semejanza con el Todopoderoso. Nuestra Perashá, eterna Torá de todos los tiempos, hace un lugar dentro de los profusos temas "MITSVOT" que abarca, para "construir" un pequeño monumento (es decir, SEÑAL) en cuanto a nuestro tema en cuestión. "Cuando formulares un voto ante AD' tu D"s, no habrás de tardar en cumplirlo" (Debarim 23:22). Voto es NEDER. El mismo vocablo que en plural (arameo) se dice "NIDRÉ" (KOL NIDRÉ...). ¿Qué nos pide D"s entonces? ¿Se puede hacer un Neder? ¡Sí! El problema no es decirlo... ¡El tema es cumplirlo! Pero así y todo, la Torá enfatiza una idea: Todo es posible, pero... ¡¡NO TARDES!! La palabra y el tiempo van "de la mano". La Torá insinúa que en toda promesa, voto, compromiso, hay ALGUIEN QUE ESPERA... Y no podemos llegar "tarde a esa cita"... máxime si ese voto fue dado y hecho ante D"s... Pero el versículo no concluye en la "expresión de deseos". No. Dice más: "...Ya que requerir, habrá de requerirlo AD' tu D"s de contigo, y habrá en ti pecado". Puede ser que olvidemos. Es posible que posterguemos. Pero las "deudas" hay que cancelarlas. Y a tiempo, sugiere el texto. Sin embargo, en un avance más para la condición humana, - pues la Torá es el arte del aceptar, no del imponer - , el texto biblíco habla y sugiere una nueva posibilidad, "Pero cuando te abstuvieres de formular votos, no habrá en Tí pecado" (23: 23). Elocuente el versículo, ¿verdad?. Porque habla de nuestra realidad, de nuestras flaquezas, de nuestras frustraciones... Hacer es una misión noble. Decir que voy a hacer, es a veces una "misión imposible". De ahí, la última recomendación de este pequeño bálsamo en medio de nuestra sección semanal: "Motsá Sefateja tishmor, ve asita caasher nadarta... Nedabá asher dibarta be-fija..." (23: 24). "Lo que saliere de tus labios habrás de cuidar y lo habrás de hacer... -voto voluntario - lo que hablaste de tu boca. Cuidar, hacer, hablar... El orden de los factores, nuevamente no altera el producto. Si el producto se altera, es porque los factores no están... Y entre ellos, el factor principal: Yo, mi humanidad, mis compromisos, mis "labios descuidados", mis promesas nunca acabadas y mis votos nunca realizados. Nosotros, los Guardianes de las palabras... ¡¡Shabat Shalom Umeboraj!! Rab. Mordejai Maarabi. Rab. Oficial de la Olei Ra'anana, Israel