domingo, 22 de septiembre de 2013
CULTURA
**El Novio de Pompeya**
¡Señora, señor.! Pocos minutos les quitaré quiero hablarles sobre la felicidad
y el futuro, de Pompeya, vuestra hija menor.
Nos amamos, como dos chiquilines, nos reímos sin motivos, nos besamos,
sin vergüenza, caminamos sin destino y en las plazas, nos detenemos y vemos
a los niños y luego nos miramos y como llamando al futuro, jugamos con los
nombres que a los nuestros pondremos, en los parques nos detenemos, imitamos
la alegría de los pájaros, como dos tontos. ¡ Como dos tontos, enamorados !
¡Señora, señor.! Ustedes fueron jóvenes y vivieron vuestra juventud, les suplico
que nos dejen vivir nuestro momento, de amor fresco sano y puro. Que es el
mejor amor, el que más se recuerda y el que vive, en nuestros corazones, para
siempre.
Pompeya me ha contado, que ustedes nos ven jóvenes, inquietos, alborotados,
que nuestros ojos tienen un brillo, como un faro en la niebla, que nuestros labios,
húmedos de deseo y pasión.
¡ Y que hay de malo ¡
El deseo y la pasión, mantienen joven al corazón, deja a un lado la razón y toma
las riendas del amor.
¡ Señora, señor ¡ Les aseguro que soy una buena persona, lo único que tengo es
mi juventud, que junto con mi vejez, quiero compartirlo con Pompeya, a la que
amo, hoy y para siempre. Les doy mi palabra de honor.
¡ Hijo ¡ Nosotros somos sus padres y la criamos para un hombre como vos, te
esperamos, nuestras puertas estarán abiertas para darte nuestra bendición.
Mario Beer-Sheva