¡Como si lo estuviera viendo!
Conocido por su habilidad con la mano izquierda, era un
cirujano
manejando el cuchillo y un profesional del poncho. Rápido
con el
tajo y su izquierda serena como un gladiador…
¡Pero por más bueno que sean siempre hay alguien mejor!
Algún entrevero por polleras o algún vino sin pagar; el
forastero lo
retó a duelo y el siniestro, ni corto ni perezoso, en un
potrero una
noche se le plantó…
Camisa remangada y al unísono desenfundaron los dos. No era
manco,
el forastero, y en la primera la mano izquierda le corto,
nuestro amigo
se encontró indefenso y consternado vio como su oponente,
con mucha
maestría, acomodó el puñal con el lomo hacia abajo y tomando
distancia
le apunto al cinturón…
¡Y la pelea terminó!
……………………………………………………………………………
El siniestro, que ya no lo es, ronda de noche por bares y
boliches y al que
quiere escucharlo, bañado en alcohol, que está practicando
con la derecha
y suele agregar:
¡Prepárate forastero, ya sabrás quien soy!
Mario Beer-Sheva
“Cuando las artes florecen, florecen los pueblos” José
Narosky.-
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