lunes, 4 de abril de 2016

                                      **Poeta, Maestro Y Señor**

No recuerdo en que momento me crucé con unos de tus escritos sobre el amor.
Me llamó la atención la agudeza de tus palabras, que escritas en el papel, hería
mis pensamientos y como finas agujas abrías mis ojos a la realidad sacándome
del letargo del sueño feliz…
Comencé a seguir tus escritos; y así fue como entendí del amor y la maldad, de
la vida y de la muerte, del dolor y la felicidad, de la amiga y del amante. Después
de estos años agradezco tus enseñanzas; no conozco tu rostro, ni tu verdadero
nombre, pero sé donde vives porque te llevo en mi corazón…
Eres el motor que puso en marcha mi vida, tus versos son mi lectura favorita ya
que de ellos recibí la educación, el consejo, el ejemplo, que me acompañará toda
mi vida. Tus escritos son el faro que alumbra mis pasos, la estrella que guía mis
noches, el norte que marca mi camino, la sabiduría que anida en mi alma…
Querido amigo poeta: Estoy intentando seguir tu camino, continuar en tu huella,
pero es imposible, me falta tu magia, esa “cosa” inexplicable que nace y vive en
el genio, esa luz intensa que alumbra su mente y que él reparte en la siembra y
queda la huella, como el aroma en primavera…
Con tu equipaje cargado de sabiduría te has ido al llamado del Señor; pero no he
quedado sólo me acompañan tus palabras, transformadas en letras, que llevo en
mi mente, en mi razón.
¡ Gracias poeta, maestro y señor, tu recuerdo es grato a mi corazón !
Mario Beer-Sheva


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