¡SHABAT SHALOM!
Si meditamos en la correspondencia bíblica con los días que nos tocan vivir, en estas hojas del calendario ya partimos de Egipto, ya cruzamos el Mar, y ahora nos encontramos en pleno desierto, en camino hacia el Monte de Sinaí.
Allí, el Moisés que habita en cada uno de nosotros, volverá a recibir la Sabiduría.
Es decir, el tiempo que hoy nos toca vivir es propicio y favorable para habitar en el desierto.
El desierto…
Un sitio sin caminos predeterminados ni establecidos.
¡Nosotros debemos caminarlo!
Paso a paso, huella a huella.
Porque la Sabiduría, a diferencia del conocimiento, no es un ladrillo que se coloca sobre el otro.
No se trata de una construcción gradual.
La Sabiduría no es saber “más y mejor”.
Es saber de un modo “nuevo”.
Nuevo de un modo absoluto y cabal.
No “mejor” ni más “sofisticado”, sino radicalmente distinto.
Y para que algo sea esencialmente nuevo, todo lo aprendido anteriormente no debe influir ni condicionar.
La Sabiduría, únicamente puede recibirse en un estado de desierto.
Días extraordinarios, que debemos intentar no desaprovecharlos.
Días de Desierto
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