La Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya posee un historial abismal. Tiene en su haber muy pocas condenas y sin embargo, en los 17 años de su existencia se ha gastado más de 1.5 billones de dólares. La decisión por parte de la CPI de investigar supuestos crímenes de guerra cometidos por Israel es, en gran medida, un fallo político. Israel debe confrontar a la corte exponiendo que sus múltiples deficiencias superan con creces sus propios méritos.
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