lunes, 24 de febrero de 2020


**Pintura**

Recuerdo la tarde; tu estabas sentada junto a la ventana que daba al
jardín. La luz del sol que declinaba en el atardecer hacía sombras
caprichosas en tu cuerpo desnudo que dejabas ver . Tus ojos tristes,
tu pequeña sonrisa, como una mueca de dolor y cansancio por tu
vida de modelo mostrando tu desnudez, para la mirada experimentada
del artista de la pintura y el pincel.
Pinté tu retrato: mis manos temblaban, mis voz ronca, mis ojos no
enfocaban, tu estabas quieta yo temblaba emocionado por tanta belleza
que contemplaba por primera vez
Tantos años pensando en tu cuerpo que la ropa no dejaba ver y un día,
de mayor sorpresa, me pediste que te retratara junto a la ventan que daba
a tu jardín.
¡Retrátame sin ropa, me dijiste, quiero contemplar mi cuerpo como fue!
La pintura está terminada, tu cuerpo aparece algo desdibujado por mis
manos que temblaban. ¿Por el alcohol, por el tabaco, por el trasnoche?
¡No, no! Temblaban por la emoción de ver tu cuerpo en plenitud, conocer
tus pliegues más secretos, tu pequeña cicatriz, de la cual nunca quieres hablar o el lunar que tienes vergüenza de mostrar.
……………………………………………………………………………
Me has dejado la pintura que no fue de tu agrado y te has ido, me has dejado la pintura que no me canso de mirar. Una y otra vez lo repito; me
has dejado la pintura de la cual estoy enamorado y no me canso de ver.
Me he enamorado de la pintura y es por eso que te digo:
¡Gracias, gracias mujer!
Mario Beer-Sheva


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