Mientras la población mundial espera el descubrimiento y la aprobación definitiva de una vacuna con la que se pueda derrotar a la pandemia del coronavirus, la Argentina impulsó en las últimas semanas la donación de plasma sanguíneo de recuperados de COVID-19, siendo la transfusión del mismo uno de los pocos tratamientos probados que pueden mitigar los efectos de la enfermedad y reducir sustancialmente su efecto mortal. La luz de esperanza que el procedimiento arroja para los argentinos no es ninguna sorpresa en Israel, donde se aplica este mismo tratamiento desde finales de marzo, cuando el país registraba tan solo doce muertes por el virus.
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