Y así fue como Rabi Akiba tomó la gran decisión de dedicarse al estudio de la Toráh: “Es sabido que el Creador ayuda enormemente a todos los que quieren estudiar la Toráh y cumplir sus preceptos. Pero a mí, con la edad avanzada de cuarenta años, e ignorante casi completamente, ¿me ayudará a llegar a mis metas tan elevadas?”
Las dudas carcomían todo su ser...
La búsqueda del camino adecuado le preocupaba, hasta la última fibra del corazón. De pronto, al pasar junto a un manantial quedó maravillado, frente a una roca perforada.
¿Quién era capaz de traspasar una piedra tan dura? Preguntó.
La Toráh nos enseña que las aguas logran deshacer las piedras.
Las aguas, aún tan suaves, al gotear constantemente logran perforar la más dura piedra, la Toráh que contiene el fuego celestial ardiente, con más razón va a penetrar en el corazón que es de carne blanda.
Y desde ahí, R. Akiba se dedicó exclusivamente al estudio de la Toráh, con la plena seguridad que ésta desarrollaría todo su ser.
(Extraido de libro: Rabi Akiba personalidad y época)
El Jardín de Breslev Iluminando al mundo con Emuna (Tener fe)
Shavua Tov / Buena semana .
Fuente Mundo Judío.
Edición #SilvioJazanovich para Comunidad Judía Masorti Bet-El Madrid
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