MADURO DE VENEZUELA PODRIA SER EL PROXIMO DICTADOR EN CAER
Por Kristina Foltz
Enero 9, 2025
traducido por Marcela Lubczanski
Cuando las dictaduras colapsan, se producen ondas de choque globales. Recuerden principios del año 2010, cuando los dictadores y caudillos militares árabes y africanos parecían felizmente afianzados en el poder, sólo para colapsar como fichas de dominó después del desmantelamiento del régimen del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Ali.
En el mundo interconectado de los autócratas de hoy día, el colapso del régimen sirio podría catalizar un desmantelamiento similar de otras dictaduras, dejando una estela de caos, esperanza e incertidumbre.
La rápida caída del dictador sirio Bashar Assad es una lección sobre la fragilidad de las alianzas entre autócratas.
Cuando las fuerzas rebeldes invadieron Damasco el 6 de diciembre desde el norte y el sur, Assad observó impotente como sus aliados más cercanos y patrones—Irán y Rusia—retiraban sus fuerzas. Incluso el propio ejército de Assad huyó. Nadie imaginaba que la dinastía familiar Assad de 50 años sería aplastada en cuestión de semanas, dejando al dictador aislado y traicionado.
¿Podría el régimen venezolano de Nicolas Maduro, aliado de largo tiempo de Assad y miembro honorario del "eje de la resistencia" de Irán ser el siguiente en caer? De hecho, la derrota de Assad apunta a la creciente debilidad y aislamiento de Maduro. Mientras los cleptócratas forman alianzas abiertas y quid pro quos con otros estados criminales, sus amistades son mucho más superficiales de lo que se ve a simple vista.
A diferencia de la época de la Guerra Fría, cuando las dictaduras estaban unidas por una ideología en común, los autócratas de hoy comparten sólo un enemigo en común—el orden global internacional basado en leyes que pondría un alto a sus operaciones criminales y alimentadas por la represión. El brutal régimen de Maduro, a pesar de su descarado robo electoral el verano pasado y su feroz represión contra la oposición, es más débil que nunca.
Primero, la pérdida de Siria significa la pérdida de un componente clave del nexo de conexiones criminales de Maduro. Francisco Santos Calderon, ex embajador de Colombia ante Estados Unidos, explica la importancia de la caída de Assad para tres dictadores latinoamericanos, incluido Maduro, en su reciente columna de opinión: “La base sobre la cual fueron construidas sus dictaduras ha sido debilitada seriamente,” escribe él.
En el caso de Venezuela, esa base incluye numerosos grupos ilícitos que conectan Venezuela con Irán a través de Hezbola, la organización terrorista satélite de Irán. Un informe del Atlantic Council en el 2020 identificó una red compleja de clanes criminales insertos dentro de Venezuela, proporcionando “información, entrenamiento, fondos, armas, suministros y experiencia tanto a los regímenes de Maduro como de Assad."
El rol de Maduro involucró albergar células de entrenamiento de Hezbola profundo dentro de Venezuela y proporcionar transporte seguro de drogas y dinero a través de Siria, para financiar a Hezbola. A cambio, Maduro gozó de firme apoyo en seguridad y armas iraníes.
Sin Damasco, el corredor de transporte crucial entre Irán, Siria y Caracas, la influencia de Maduro con Irán está disminuida. E Irán, debilitado por su guerra con Israel y en retirada para reevaluar las prioridades militares, es improbable que proporcione cobertura militar a Venezuela.
El abandono de Siria por parte de Putin es también asombroso. Rusia ha sido un patrón crucial para Venezuela durante muchas décadas, proporcionándole financiación militar. Una parte significativa de los fondos estaba dedicada a mantener los privilegios de la élite militar de Venezuela. La tecnología de inteligencia y desinformación rusa también ha servido como un arma importante para acosar, ofuscar, sofocar y rastrear a la oposición de Maduro.
Pero el abandono reciente por parte de Putin de su aliado de largo tiempo Assad, demuestra su capacidad de traición. Además, desde el inicio de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en el 2022, el ejército de Rusia ha sido disminuido seriamente.
“En algún punto en la segunda mitad del 2025, Rusia enfrentará seria escasez en muchas categorías de armas,” predijo Foreign Policy. Es difícil imaginar en su estado debilitado que Rusia continuará respaldando a Maduro. Y sin el apoyo continuo de sus patrones más preciados, Maduro está cada vez más aislado en la escena internacional.
Tal vez la señal más importante de la debilidad de Maduro es la presencia de un movimiento opositor infatigable, unificado y organizado. Gene Sharp, un experto en desmantelar dictaduras a través de la resistencia no violenta, creía que la forma más eficaz de echar a un dictador era con la resistencia desde adentro.
“El grado de libertad o tiranía en cualquier gobierno es en gran medida un reflejo de la determinación relativa de los sujetos de ser libres y su voluntad y capacidad de resistir los esfuerzos para esclavizarlos,” escribió él en “Desde la Dictadura a la Democracia.”
La oposición venezolana, una vez amargamente dividida, está ahora unificada bajo una líder incansable—María Corina Machado. Machado insiste en que el gobierno de Maduro está a punto de caer, instilando esperanza en la población venezolana asediada—una proeza milagrosa en medio de la devastación económica y persecución generalizadas. Ella insta al apoyo inquebrantable de los exiliados y del perseguido presidente electo Edmundo Gonzalez Urrutia, cuyo mandato debería empezar mañana, el 10 de enero.
Las apuestas son altas; miles de manifestantes han resultado asesinados o heridos por las fuerzas de seguridad. Los líderes del partido de la oposición siguen bajo asedio por parte de las fuerzas del régimen mientras se refugian en la embajada argentina.
Ahora es el momento preciso para que el mundo aumente la presión sobre Nicolas Maduro para que acepte la derrota y liberar a Venezuela de la tiranía. Tal perspectiva hace brillar un faro de esperanza en el hemisferio entero.
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