sábado, 27 de septiembre de 2025

 Ana Alcalde, más conocida como “Barbie Gaza”, se ha convertido en la imagen mediática de la flotilla Sumud. En televisión y en sus propias redes sociales ha llegado a afirmar auténticas barbaridades como que “las violaciones del 7-O son un bulo” y que “las chicas secuestradas dijeron que las trataron bien”. Incluso llegó a banalizar el horror comentando que una de ellas “se operó la nariz porque se sentía fea al ver que no le habían hecho nada”.

Pero no se queda ahí: también blanquea a Hamás, organización terrorista reconocida internacionalmente, describiéndola como “un grupo político con diferentes facciones, entre ellas la resistencia armada”. Sobre los terroristas, llegó a decir: “Yo, si hay terroristas entre ellos, no lo sé. No me concierne a mí”. Y añade: “Están resistiendo a una ocupación. No solo en Gaza, también en Cisjordania”.
Este es el perfil de personas que el Gobierno de Sánchez pretende respaldar enviando un buque: individuos que justifican y normalizan a Hamás, del mismo modo que el propio Sánchez, cuando habla de “genocidio” o llama “presos” a los secuestrados israelíes. Esa narrativa no es neutral: lo alinea más con los terroristas que con la verdad de los hechos.
No es casualidad que cada mes Hamás envíe cartas de felicitación a Sánchez, agradeciéndole su postura y sus declaraciones contra Israel. Porque cuando un grupo terrorista te aplaude constantemente, algo está claro: no estás del lado correcto de la historia.

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