miércoles, 2 de diciembre de 2009

Minaretes y plumero

Días antes de que se celebrase, el Vaticano anunció que no le parecía bien el referéndum suizo
El domingo los suizos votaron mayoritariamente contra la construcción de más minaretes en su país. Días antes del referéndum, el Vaticano anunció que no le parecía bien esa consulta. Fue el mismo día en que el papa Benedicto XVI lanzó un mensaje al mundo, instando a todas las sociedades a ser respetuosas con las costumbres ajenas. Dijo monseñor Vegliò, del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Inmigrantes: "No veo cómo se puede impedir a un grupo de personas tener su propia iglesia. No veo cómo se puede impedir la libertad religiosa a una minoría". Dicho lo cual vino en cierta forma a reconocer que esa última frase –"No veo cómo se puede impedir la libertad religiosa a una minoría"– era retórica, ya que aceptó la evidencia de que en los países islámicos a menudo no hay hacia las otras religiones la reciprocidad que aquí hay hacia el islam. Muerta hace tres años, Oriana Fallaci se ha librado del espectáculo hipócrita, ella que, en La rabia y el orgullo, escribió: "Intimidados como estáis por el miedo de ir a contracorriente o de parecer racistas –palabra inapropiada porque, como es evidente, el debate no es sobre una raza sino sobre una religión–, no entendéis o no queréis entender que lo aquí hay es una cruzada al revés. Y no tengo ninguna intención de ver como mi racionalismo y mi ateísmo son ofendidos, perseguidos y castigados por los nuevos inquisidores de la Tierra. Por los bárbaros que usan el cerebro sólo para memorizar el Corán. Por los obtusos que rezan cinco veces al día, que cinco veces al día están arrodillados y con el trasero expuesto".

El espectáculo hipócrita prosigue tras la jornada de votaciones. Como en Francia vive la mayor comunidad musulmana de Europa y ya bastantes problemas tiene el Gobierno de ese país con lo del velo, anteayer el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, dijo que la decisión suiza es una "señal de intolerancia" y se declaró "un poco escandalizado". Atención a la frase completa: "Estoy un poco escandalizado por esa decisión". La pregunta es: ¿se puede estar un poco escandalizado? Yo diría que no. Yo diría que o estás escandalizado o no lo estás. Escandalizar es un verbo contundente, a la altura de irritar, indignar o encolerizar. Poca broma: un escándalo es un escándalo. Para cosas que no llegan a escandalizar hay otros verbos: fastidiar, disgustar, enfadar... Se puede estar un poco enfadado, un poco disgustado, un poco fastidiado, un poco desconcertado. Pero un poco escandalizado, no. Pasa como con lo de embarazarse: no puedes estar un poco embarazada. Es en ese uso tramposo de las palabras donde al Moratinos francés se le ve el plumero: ha querido regalar los oídos de los musulmanes de Francia sin ofender los de los suizos. Descansa en paz, Fallaci, porque si aún estuvieses aquí no tendrías ni un minuto de reposo.

Fuente: La Vanguardia-España

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