miércoles, 9 de mayo de 2012

El desdichado aniversario de Mahmoud Abbas

Este mes hace un año que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, le dio la espalda al "proceso de paz" con Israel patrocinado por los Estados Unidos y se embarcó en una estrategia radicalmente diferente para lograr un Estado palestino. Es hora de una evaluación. El paso uno de Abbas fue la sorpresiva firma de un acuerdo en El Cairo con el movimiento islámico Hamas (en la foto, a la izquierda de IsmailHaniye, primer ministro de facto de la Franja de Gaza), gobernante en la Franja de Gaza, que prometió acabar con la división entre Hamas y el movimiento secular Fatah de Abbas. Se prometió un gobierno conjunto que organizaría elecciones parlamentarias y presidenciales en un año; es decir, ahora. No hace falta decir que no hay elecciones palestinas en el horizonte. La administración conjunta, a pesar de varios anuncios posteriores, no se ha establecido. El paso dos de Abbas fue la publicación de un artículo de opinión en The New York Times en el cual declaró su intención de llevar el caso palestino a las Naciones Unidas, donde buscaría la membrecía plena por parte del Consejo de Seguridad o la Asamblea General. Esto, escribió, prepararía "el camino para la internacionalización del conflicto como un asunto legal" y les permitiría "perseguir demandas contra Israel en las Naciones Unidas, los organismos de tratados de derechos humanos y la Corte Internacional de Justicia". En septiembre pasado, Abbas lanzó debidamente su campaña en TurtleBay. Pero ni el Consejo de Seguridad ni la Asamblea General votaron el caso palestino alguna vez. En el Consejo de Seguridad resultó que los palestinos carecían de los votos para lograr siquiera una simple mayoría, a pesar de meses de recorrer el mundo y hacer lobby con líderes mundiales por parte de Abbas. El único resultado de la campaña en la ONU fue la admisión de Palestina en la UNESCO, y la consiguiente devastación del presupuesto de esta agencia cultural por la pérdida del financiamiento de los Estados Unidos. Otras agencias de la ONU les pidieron en voz baja a los palestinos no pedirla. La fase final de la estrategia de Abbas se suponía que comenzaría el último otoño (boreal): los palestinos fueron instados a participar de masivas manifestaciones a favor de un Estado. Asesores de Abbas no ocultaban sus esperanzas de que estallara una nueva intifada popular, una versión palestina de la Primavera Árabe que, combinada con los votos en la ONU, traería una presión sin precedentes sobre Israel. Absolutamente nada sucedió. Hubo un par de manifestaciones en la Margen Occidental, pero no una intifada. Esta semana, Abbas puso efectivamente fin a su campaña con un último y patético gesto: una carta, preparada durante meses, que fue entregada al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por una delegación palestina. Como era previsible, la misiva culpó a Israel por el fracaso de las conversaciones de paz; y algo audaz, también culpó a Netanyahu por el colapso de la reconciliación palestina. Incluso la pequeña bomba que Abbas planeaba tirar se esfumó esta vez: bajo la presión de los líderes estadounidenses y europeos, el líder de 77 años sólo amenazó con la disolución de la Autoridad Palestina, en lugar de declararla. "Esta situación no puede continuar", afirma la carta en forma inquietante. Pero la desaparición de la administración de Abbas no se ve más probable que la reconciliación con Hamas, la admisión en las Naciones Unidas o una nueva intifada. Los defensores de Abbas alegarán que el gobierno de derecha de Netanyahu y la incapacidad de la administración Obama de influir sobre él lo dejaron con pocas opciones. Es una patraña. De hecho, Abbas nunca ha puesto seriamente a prueba al líder israelí. Podría haber hecho eso al comprometerse completamente con las negociaciones que la administración Obama trató de organizar o con aquellas patrocinadas por el rey Abdullah de Jordania este año. Ello habría forzado a Netanyahu a revelar sus términos para un Estado palestino y le habría generado una verdadera presión si no eran razonables. En cambio, Abbas se apartó reiteradamente de la diplomacia seria, citando como excusa la construcción de asentamientos israelíes en Jerusalem y La Margen Occidental, algo que no le había impedido participar de negociaciones con los anteriores gobiernos israelíes. Se embarcó en su estrategia unificada ONU-intifada en base a la premisa de que ella conseguiría un Estado palestino sin la necesidad de negociaciones con Netanyahu. Y no por primera vez, Mahmoud Abbas sólo logró retrasar un Estado palestino y debilitar su propia causa. http://www.itongadol.com.ar/noticias/val/62906/opinion-el-desdichado-aniversario-de-mahmoud-abbas.html