El Presidente Shimón Peres en la inauguración de la Feria del Libro de Guadalajara donde Israel fue huésped de honor
Cuando en el transcurso del año pasado, tuve conocimiento de que Israel seria el país homenajeado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México, sentí instintivamente temor. Cuando supe que el presidente Shimon Peres visitaría la feria y disertaría en la misma, mis temores se acrecentaron más aún. Es que en los últimos tiempos, se ha hecho imposible para Israel o para cualquier representante oficial o informal, académico o artista, aparecer en público, sin que su presentación no sea interrumpida por vándalos que vociferan clamando la destrucción del país y el exterminio de su pueblo.
Acontecimientos de este tipo, han tenido lugar últimamente en países europeos de los cuales nadie dudaría de su nivel cultural o académico y mucho menos de la tradicional libertad de expresión y opinión que en ellos impera. No así cuando de Israel se trata. Decenas de conferencias, exhibiciones, conciertos y actos de todo tipo, han sido interrumpidos y en algunas oportunidades hasta cancelados, debido a las agresiones de las que son objeto. La organización y ejecución de una Feria del Libro, donde Israel sea el país homenajeado, sería imposible de imaginar hoy, en países europeos tan dignos y respetables, como Suecia, Bélgica, Irlanda o Francia. Que ni hablar de Hungría, Ucrania o los países bálticos. Países donde los judíos son una ínfima minoría o donde casi no los hay. El repudio a Israel y al pueblo judío, se conjugan en un solo manifiesto de odio y agresión, que hacen totalmente imposible, mantener un dialogo moderado y cuerdo a nivel humano. Grupos conformados por jóvenes palestinos y árabes en general que viven en Europa, apoyados por juliganes anarquistas, la derecha antisemita y una izquierda que ha perdido todo rumbo y brújula ideológica, han convertido a Israel y los judíos, en el peor demonio, al que hay que perseguir y eliminar. De este fenómeno, no hay quien se salve. Si de la Filarmónica de Israel se trata o de virtuosos solistas del piano o el violín. Intelectuales, escritores, profesores universitarios o científicos. La amenaza de una agresión “espontánea” pero cuidadosamente organizada, la más diabólica difamación o el llamado al boicot a Israel, están hoy a la orden del día. Pareciera que no hay otro problema más candente y amenazante en el mundo, que el que representan Israel y los judíos. Los ascendentes registros de actos de antisemitismo en Europa y los EEUU, son cada vez más frecuentes y alarmantes. Especialmente los que no solo se traducen en manifestaciones, panfletos y pancartas, sino aquellos que conllevan agresiones físicas a personas e instituciones. Nadie sabe aún responder al interrogante, que hace que se despierte nuevamente en el seno de algunos pueblos, el virus que produce esa venenosa enfermedad del alma, llamada antisemitismo. La campaña anti israelí, de grupos bien identificados o “anónimos”, ha llegado a amenazar a artistas e intelectuales que se proponen visitar Israel. Lamentablemente en algunos casos, han conseguido concretar sus propósitos, logrando la cancelación de esas visitas.
Algunos sindicatos europeos, ya sea de estibadores del puerto, como de profesores de alguna facultad politizada, han declarado un boicot absoluto, a todo lo que esté relacionado con Israel. Para no pocos observadores, la posición israelí ante estos peligrosos acontecimientos, es errónea e ineficaz. No se puede seguir jugando el papel de víctimas y esperar la comprensión y el consuelo del mundo. No se trata de expresar razones o verdades, porque no son esas las reglas del juego. Esta campaña antiisraelí y antisemita no está dispuesta a discutir ni a escuchar nada, porque sus definidos y malignos objetivos, están señalados a priori.
La Feria Internacional del Libro en Guadalajara, se clausuro con éxito y sobre todo en calma. En un ambiente de paz y real nivel cultural. Todos aquellos que se sintieron de alguna manera involucrados, pueden respirar tranquilos y congratularse por el logro obtenido. Sobre todo los audaces y valientes organizadores, como así los huéspedes israelíes homenajeados. Ambos, dignos representantes de la cultura de milenarios pueblos. Un hecho tan loable y de tal magnitud cultural no está sobreentendido en nuestros días. Por eso es sin duda alguna, causa de mención especial, para las autoridades mexicanas y el pueblo de México todo.
Rafael Arazi