MI PRIMERA GUERRA
No hay ´historias felices´ en tiempos de guerra. Desde hace trece días llegan misiles enviados desde Gaza a Tel Aviv, la ciudad donde vivo. La guerra se mete por los poros de la vida cotidiana: en casa, en el bus, en el trabajo, en la ducha. El sonido de sus sirenas, el minuto y medio para alcanzar un refugio, el silencio de la espera, las explosiones de los misiles y anti-misiles en el cielo azul de Julio. Los restos que caen en la calle. Y al cabo de unos minutos, a tratar de retomar la vida y seguir con el plan del día sin que el susto en el cuerpo lo impida.
“Cuando dos elefantes pelean, es la hierba la que sufre” Proverbio Africano
Tras diez días de fuego aéreo cruzado entre Gaza e Israel y algunos intentos fracasados de alto al fuego, la noche del pasado jueves 17 julio llegó la noticia que el Ejército israelí entraba a Gaza por tierra. Pasan los días, incrementan los daños y la muerte. Es demoledor leer los informes humanitarios sobre la situación en Gaza. Me duele imaginar cómo lo están viviendo nuestros vecinos desde su lado.
En estas condiciones, el desafío es mantener la esperanza y el optimismo que ha de fecundar la energía del cambio. No sé cuál es el camino correcto, pero no me cabe duda que la violencia no es el camino para lograr la paz.
Cuando personas cercanas de todo el mundo me preguntan cómo estoy, les contesto que estamos bien y que me siento afortunada de tener las condiciones para estar informada y a salvo. Estoy en duelo por esta y todas las malditas guerras. Mi primera guerra. Como dijo El Roto, no hay guerras justas y guerras injustas, sólo malditas guerras.
Gente corriente de Tel Aviv durante una sirena el 7o. día. Cuando no hay refugio, nos ubicamos en la caja de escaleras. Foto colgada en el muro de Facebook de Peace-Factory por el/la usuarix Ronny Edry Pushpin. Julio 2014
Lectura en tiempos de guerra
Para aquellos que tratan de comprender a la humanidad, cuando la humanidad parece haberse vuelto loca, recomiendo el ensayo Identidades Asesinas (1998) de Amin Maalouf, cristiano menonita nacido en Líbano y asentado en Francia. No es un libro sobre el conflicto Israel-Hamás- Palestina. Es un libro de denuncia a la locura que incita a los hombres a matarse entre sí en el nombre de una etnia, lengua o religión.
“No me atrevo a dar una explicación universal para todas las matanzas, y aún menos a proponer un remedio milagroso. Creo tan poco en las soluciones simplistas como en las identidades simplistas. El mundo es una máquina compleja que no se desmonta con un destornillador. Pero no por ello hemos de dejar de observar, de tratar de comprender, de especular, de discutir, de sugerir en ocasiones tal o cual vía de reflexión. (…)
Si los hombres de todos los países, de todas las condiciones, de todas las creencias se transforman con tanta facilidad en asesinos, si es igualmente tan fácil que los fanáticos de toda laya se impongan como defensores de la identidad, es porque la concepción “tribal” de la identidad que sigue dominando en el mundo entero favorece esa desviación; es una concepción heredada de los conflictos del pasado, que muchos rechazaríamos sólo con pensarlo un poco más pero que seguimos suscribiendo por costumbre, por falta de imaginación o por resignación, contribuyendo así, sin quererlo, a que se produzcan las tragedias que el día de mañana nos harán sentirnos sinceramente conmovidos.”
Amin Maalouf
Jerusalem, ciudad sagrada triplemente para cristianos, judíos y musulmanes. Ayer, durante la celebración del Shabat y Ramadán. Foto: MBOGDANOV/2014
Familia judía ortodoxa frente a las murallas la ciudad vieja de Jerusalem. Foto: EBOGDANOV/2014
Adulto palestino, en el mercado de Jerusalem ayer día 22 del mes de Ramadán. Foto: MBOGDANOV/2014
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