EFEMERIDES |
Se cumplen 359 años de la excomunión de Baruch Spinoza |
Un día como hoy pero de 1656, Baruch Spinoza fue excomulgado por la Corte Rabínica de Amsterdam por difundir panteísmo, quitando validez al contenido de las Sagradas Escrituras. |
Baruch Spinoza nació en Ámsterdam el 24 de noviembre de 1632. Fue un filósofo neerlandés de origen sefardí portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz. Spinoza se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde se conservaba una considerable tolerancia religiosa, pese a la influencia de los clérigos calvinistas. Contrajo la tuberculosis, que poco a poco minaría su salud hasta ocasionarle la muerte. Partiendo de la innegable influencia de Descartes, creó un sistema muy original, con mezcla de elementos propiamente judíos, escolásticos y estoicos. En lo que se refiere a Descartes, éste había considerado la existencia de tres sustancias: el pensamiento, la extensión y Dios. Spinoza reduce estas tres sustancias a una sola: sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte, se identifica bien con Dios o bien con la Naturaleza. Con el paso del tiempo sus discrepancias con los maestros y la comunidad, crecían y se fue apartando del ambiente sinagogal y del cumplimiento de la legislación judaica; se hizo de un círculo de amistades de ideas libres y pronto fue acusado de tener ideas heréticas y execrables, lo que la comunidad judía confirmó al leer sus obras posteriores en las que planteaba temas como que la Biblia fue escrita por un hombre y no por Dios, o que no existe la inmortalidad del alma, lo que también agredía las teorías cristianas. A esto hay que agregarle que a la edad de 15 años, fue impactado personalmente con el episodio de Uriel Acosta, un judío educado católico en Portugal y llegado a Amsterdam a quien se le practicó la circuncisión, ingresando a la comunidad judía. Más tarde, desilusionado de su nueva fe, pues no reconocía la persistencia del alma, regresó al catolicismo, pero finalmente resolvió que su verdadera línea era el judaísmo. La comunidad, para verificar la veracidad de su retorno, le impuso antes un castigo que consistía en la confesión pública de sus errores y recibir 39 latigazos. Esto estremeció a Spinoza en su tierna adolescencia, dejándole una huella imborrable. “Amigos” de Spinoza le acusaron de hereje formalmente ante la comunidad, motivo por el cual se le realizó un juicio en el que se presentaron como testigos, todos quienes lo habían acusado de hereje. Ante esta situación, uno de los miembros del tribunal quiso defenderlo ofreciéndole una gran suma de dinero para que retirara sus puntos de vista “herejes”, pero Spinoza lo rechazó alegando que sería hipócrita al aceptar dicha oferta. Uno de los maestros de Spinoza intentó disuadirlo advirtiéndole a lo que se enfrentaba si no cambiaba de opinión, pero respondió que no solamente sabía a lo que debía enfrentarse sino que además le enseñaría al rabino cómo debía excomulgarle a cambio de la molestia que se había tomado al enseñarle la lengua hebrea. La osadía de su ofrecimiento se refería al modo de pronunciación del hebreo contemporáneo, que no correspondía al de la época del origen de la lengua hebraica. |
lunes, 27 de julio de 2015
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