Los fanáticos incendiarios de mentes sobrecalentadas
Es vox populi, que la piromanía es una enfermedad psicológica que induce una gran pasión en el pirómano por el fuego. El pirómano no debe ser confundido con el incendiario que es aquella persona que actúa intencionalmente con ánimo de lucro o simplemente de hacer daño.
“Fanatismo, el falso incendio de las mentes sobrecalentadas". De William Cowper.
En estos días, se produjo más de 85.000 evacuados y 130 heridos en Israel por una ola de incendios mientras la Policía israelí ha detenido para interrogarlos a unos 12 sospechosas de producir esta ola de incendios forestales que están arrasando el país.
“Deseo la mejor de las suertes a los incendios. Israel está ardiendo y perdiendo el control y está pidiendo ayuda a sus aliados después de prohibir la oración y de robar los sitios sagrados (que el corazón de los fieles sea purificado)”. Del imán kuwaití Mishary Rashid Alafasy, en su cuenta de Twitter.
“Israel quiso prohibir el muecín (llamado de oración de los altavoces de las mezquitas) y se prendió fuego, la mejor de la suerte a los incendios”. Del jefe de seguridad de Dubai.
"Este noviembre está siendo extremadamente seco. No hemos tenido lluvia. La sequía alienta que cualquier fuego pequeño se propague rápidamente. Las condiciones meteorológicas son muy propicias para el fuego". Del meteorólogo Noah Wolfson, subdirector del servicio Meteotech.
“Los equipos de rescate y los bomberos tienen décadas de experiencia y el consenso es que se trata de que estamos ante un caso de incendios provocados”. Del ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan al Diario Haaretz.
"Cada incendio causado por el incendio provocado, o la incitación a cometer incendios premeditados, es terrorismo para todos los propósitos, y vamos a llevarlos ante la justicia". “Existen aquí fundamentos de terrorismo, no hay duda, lo afirmo. Nosotros vemos células, no sé decir si ellas estás conectadas entre sí. Pero son netamente inspiradas por las redes sociales”. Del primer ministro Benjamín Netanyahu.
“Israel quiso prohibir el muecín (llamado de oración de los altavoces de las mezquitas) y se prendió fuego, la mejor de la suerte a los incendios”. Del jefe de seguridad de Dubai.
"Este noviembre está siendo extremadamente seco. No hemos tenido lluvia. La sequía alienta que cualquier fuego pequeño se propague rápidamente. Las condiciones meteorológicas son muy propicias para el fuego". Del meteorólogo Noah Wolfson, subdirector del servicio Meteotech.
“Los equipos de rescate y los bomberos tienen décadas de experiencia y el consenso es que se trata de que estamos ante un caso de incendios provocados”. Del ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan al Diario Haaretz.
"Cada incendio causado por el incendio provocado, o la incitación a cometer incendios premeditados, es terrorismo para todos los propósitos, y vamos a llevarlos ante la justicia". “Existen aquí fundamentos de terrorismo, no hay duda, lo afirmo. Nosotros vemos células, no sé decir si ellas estás conectadas entre sí. Pero son netamente inspiradas por las redes sociales”. Del primer ministro Benjamín Netanyahu.
“No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros”. De Jean Paul Sartre.
La Biblioteca de Alejandría, construida durante el siglo III de la era común y la más prestigiosa de esas antiguas épocas, llegó a tener más de 700.000 valiosos manuscritos. Fue destruida completamente por el incendiario Julio César quien se encargo que se quemaran nada más ni nada menos que 400.000 tomos.
Fray Tomás de Torquemada, el inquisidor general de Castilla y Aragón y presidente del Consejo Supremo del Santo Oficio, fue un incendiario muy famoso quien se dedico con alma y vida a la quema de herejes durante la Inquisición española. La ejecución mediante la hoguera tenía por objeto purificar el cuerpo y el alma del hereje para poder extirpar el mal en forma segura, profunda y definitiva.
Juan Antonio Llorente, quien fue secretario general de la Inquisición reveló que: "durante el mandato de Torquemada fueron quemadas más de 10 mil personas y otras 27 mil sufrieron penas infamantes". Como tarea complementaria, Torquemada, se dedicaba en sus tiempos libres a la quema de libros en su monasterio de San Esteban de Salamanca.
El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros había quemado en España, más de un millón de libros durante su campaña para convertir al cristianismo a los moros de Granada.
El 12 de agosto de 1553, el papa incendiario Julio III, decretó confiscar y quemar todos los ejemplares del Talmud en todas las ciudades de Italia. Su ejecución fue realizada en forma escrupulosa durante la festividad de Rosh Hashana, el 9 de septiembre de 1553.
El escritor Heinrich Heine escribió en 1821 en su conocida tragedia Almansor:
"Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen".
"Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos"
“Fanatismo, el falso incendio de las mentes sobrecalentadas". De William Cowper.
El 10 de mayo de 1933, a pocos meses de la asunción al poder de Adolf Hitler se consumían por el fuego nazi los primeros ejemplares literarios frente a la Universidad Friedrich-Wilhelm de Berlín. Los jóvenes nacionalsocialistas conducidos por Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, fueron los incendiarios de turno.
Cuando Sigmund Freud se entero que sus libros habían sido quemados, se lamento con cierto dejo de optimismo: "¡Cuanto ha avanzado el mundo: en la edad media me habrían quemado a mí!".Lamentablemente, poco tiempo después los nazis incendiarios pasaron de incinerar libros a quemar seres humanos.
En 1966, el recordado John Lennon declaró que los Beatles "eran más populares que Jesucristo"-"We're more popular than Jesús now". Muchos incendiarios que vivían en el "Cinturón Bíblico" o "Bible Belt"de los Estados Unidos desataron una descomunal quema en autenticas hogueras de sus populares discos en protesta por su inapropiado desatino verbal.
En Chile y después del golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, el dictador Augusto Pinochet y sus incendiarios militares chilenos secuestraron e incendiaron miles de obras literarias con temáticas "no políticamente correctas"
El 29 de abril de 1976, el incendiario Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, ordenó la mayor quema de libros de la dictadura militar en la ciudad de Córdoba, Argentina. "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina".
En el caso del escritor anglo-indio Salman Rushdie, cuyos "Versos Satánicos" publicado en 1988 fueron condenados por el incendiario ayatolá Joimeini de Irán, quien ofreció la recompensa de 3 millones de dólares a cambio de la cabeza del blasfemo escritor que produjo tal blasfemo libro. Por supuesto que hubo protestas multitudinarias y grandes quemas de sus libros en muchas ciudades del mundo.
Un incendiario pastor evangelista de Florida en los Estados Unidos, Terry Jones, amenazó al mundo que iría a quemar muchas copias del Corán y cuando le preguntaron por otros libros confesó que no tendría problemas en agregar al fuego también un par de copias del esa obra judía, el Talmud.
A su vez otro incendiario, Mahmoud Ahmadinejad, descubrió que la quema del Corán es un "plan sionista", que solo lograría "acelerar la caída y aniquilación de Israel”. Aunque tenga que incendiar al mundo entero para lograrlo.
¿Quien nos podrá liberar de los fanáticos incendiarios de mentes sobrecalentadas?
Dr. Guido Maisuls
Periodismo de opinión e investigación
www.identidades.com.ar
Fray Tomás de Torquemada, el inquisidor general de Castilla y Aragón y presidente del Consejo Supremo del Santo Oficio, fue un incendiario muy famoso quien se dedico con alma y vida a la quema de herejes durante la Inquisición española. La ejecución mediante la hoguera tenía por objeto purificar el cuerpo y el alma del hereje para poder extirpar el mal en forma segura, profunda y definitiva.
Juan Antonio Llorente, quien fue secretario general de la Inquisición reveló que: "durante el mandato de Torquemada fueron quemadas más de 10 mil personas y otras 27 mil sufrieron penas infamantes". Como tarea complementaria, Torquemada, se dedicaba en sus tiempos libres a la quema de libros en su monasterio de San Esteban de Salamanca.
El cardenal Francisco Jiménez de Cisneros había quemado en España, más de un millón de libros durante su campaña para convertir al cristianismo a los moros de Granada.
El 12 de agosto de 1553, el papa incendiario Julio III, decretó confiscar y quemar todos los ejemplares del Talmud en todas las ciudades de Italia. Su ejecución fue realizada en forma escrupulosa durante la festividad de Rosh Hashana, el 9 de septiembre de 1553.
El escritor Heinrich Heine escribió en 1821 en su conocida tragedia Almansor:
"Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen".
"Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos"
“Fanatismo, el falso incendio de las mentes sobrecalentadas". De William Cowper.
El 10 de mayo de 1933, a pocos meses de la asunción al poder de Adolf Hitler se consumían por el fuego nazi los primeros ejemplares literarios frente a la Universidad Friedrich-Wilhelm de Berlín. Los jóvenes nacionalsocialistas conducidos por Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler, fueron los incendiarios de turno.
Cuando Sigmund Freud se entero que sus libros habían sido quemados, se lamento con cierto dejo de optimismo: "¡Cuanto ha avanzado el mundo: en la edad media me habrían quemado a mí!".Lamentablemente, poco tiempo después los nazis incendiarios pasaron de incinerar libros a quemar seres humanos.
En 1966, el recordado John Lennon declaró que los Beatles "eran más populares que Jesucristo"-"We're more popular than Jesús now". Muchos incendiarios que vivían en el "Cinturón Bíblico" o "Bible Belt"de los Estados Unidos desataron una descomunal quema en autenticas hogueras de sus populares discos en protesta por su inapropiado desatino verbal.
En Chile y después del golpe de Estado del 11 de setiembre de 1973, el dictador Augusto Pinochet y sus incendiarios militares chilenos secuestraron e incendiaron miles de obras literarias con temáticas "no políticamente correctas"
El 29 de abril de 1976, el incendiario Comandante del Tercer Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, ordenó la mayor quema de libros de la dictadura militar en la ciudad de Córdoba, Argentina. "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina".
En el caso del escritor anglo-indio Salman Rushdie, cuyos "Versos Satánicos" publicado en 1988 fueron condenados por el incendiario ayatolá Joimeini de Irán, quien ofreció la recompensa de 3 millones de dólares a cambio de la cabeza del blasfemo escritor que produjo tal blasfemo libro. Por supuesto que hubo protestas multitudinarias y grandes quemas de sus libros en muchas ciudades del mundo.
Un incendiario pastor evangelista de Florida en los Estados Unidos, Terry Jones, amenazó al mundo que iría a quemar muchas copias del Corán y cuando le preguntaron por otros libros confesó que no tendría problemas en agregar al fuego también un par de copias del esa obra judía, el Talmud.
A su vez otro incendiario, Mahmoud Ahmadinejad, descubrió que la quema del Corán es un "plan sionista", que solo lograría "acelerar la caída y aniquilación de Israel”. Aunque tenga que incendiar al mundo entero para lograrlo.
¿Quien nos podrá liberar de los fanáticos incendiarios de mentes sobrecalentadas?
Dr. Guido Maisuls
Periodismo de opinión e investigación
www.identidades.com.ar
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