Hay una cierta ironía cuando los ministros de relaciones exteriores de los países árabes, de esos mismos estados que no reconocen a Israel, están dispuestos a hablar, interactuar y dar cuerpo a una integración regional más amplia. Sin embargo, los activistas progresistas y los autopercibidos académicos en los Estados Unidos y en Europa ahora reflejan efectivamente la retórica y las posiciones que no emergen de la corriente principal árabe, sino de estados rechazadores de la paz como Siria, Argelia e Irán.
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