“A LOS 120 AÑOS DEL PRIMER CONGRESO SIONISTA”
1897 - 2017
Mucho se ha escrito y se ha hablado sobre los
grandes valores de la "Etica Judìa". Desde el
patriarca Abraham y la històrica decisiòn de su
negativa a convivir con el paganismo reinante,
y el lìder Moises y su no menos històrico decà-
logo cuyas normas y reglamentaciones se han
convertido en la base fundamental de la convi-
vencia civilizada de casi toda la humanidad,
son innumerables los aportes enriquecedores
a los valores crecientes del judaismo.
Los profetas y enciclopedistas judìos han lega-
do a las generaciones futuras carradas de pen-
samientos y actitudes èticas y morales. Los
filòsofos y pensadores, los artistas y escritores
judìos han aportado profundas y creativas ela-
boraciones e investigaciones.
Mas se desconoce el desarrollo de las concep-
ciones que se refieren a los renacidos valores
de la Etica Sionista.
Debemos comprender, por supuesto, que el
Sionismo Polìtico recièn ha surgido a fines del
siglo XIX y quizà no se hayan dado las condi-
ciones necesarias para la concientizaciòn de
la necesidad de realizar un gran debate que in-
cluya a las bases y a los dirigentes sionistas.
Teodoro Herzl, reconocido periodista europeo,
en una de sus periòdicas visitas a la ciudad de
Paris, se siente definitivamente conmovido por
la tragedia desatada por el "caso Dreyfus".
Descubre el antisemitismo reinante en las en-
trañas mismas de ese mismo pueblo hacedor,
un siglo antes, de la Revoluciòn Francesa.
Ya se habìan producido tambièn, con inusitada
y renovada crueldad, los primeros pogroms
contra la judeidad rusa y ucraniana.
A partir de ese instante Herzl no tuvo mas des-
canso; arremetiò contra viento y marea, con-
venciò a ricos y pobres y se plantò ante los po-
derosos y los intereses creados.
En 1897 se inaugura en Basilea el primer Con-
greso Sionista. Herzl ya era un motor que no
podìa detenerse. Su tremenda voluntad, su to-
tal dedicaciòn a la causa que creìa necesaria,
justa, impostergable e inclaudicable, orienta-
ron sus energìas al servicio de un ideal nacio-
nal judìo: el Sionismo.
Pagò de sus magros bolsillos de periodista los
innumerables viajes realizados, los alquileres
de las salas donde fueron efectuados los Con-
gresos, los regalos y atenciones al Sultàn, al
Kaiser y a varios ministros visitados, los viajes
de varios congresales que no disponìan de los
fondos para hacerlos, y hasta realizò los pri-
meros aportes de ayuda a los colonos judìos
radicados en la entonces Palestina.
Recièn en el 4o. Congreso Sionista se aprobò
la creaciòn del K.K.L. (Fondo Nacional del Pue-
blo Judìo) cimentando el origen de los fondos
necesarios para su posterior aplicaciòn en las
tierras del suelo patrio.
Herzl muriò a los 44 años de edad en su pleni-
tud intelectual y humana y no dejò fortuna a su
familia, salvo el buen nombre y honor de haber
sido el profeta sionista del siglo XX que en su
momento afirmara:
"SI LO QUEREIS NO SERÀ UNA LEYENDA".
Y sucediò que "quisieron y no fuè una leyenda"
y se produjo el milagro del establecimiento del
Estado Judìo: "MEDINAT ISRAEL".
En otra etapa surgiò la necesidad de crear otro
gran Fondo Nacional, esta vez destinado a sos-
tener los tremendos gastos que insumìan y aun
insumen la defensa y seguridad del naciente y
joven Estado de Israel.
Sus agresivos vecinos no comprendieron la ne-
cesidad històrica de este movimiento nacional
de liberaciòn de uno de los pueblos mas anti-
guos de la tierra, como es el SIONISMO, y se
derramò mucha sangre judìa y àrabe.
Esta sintètica introducciòn es solo un mero
pretexto para plantear la hipòtesis de la exis-
tencia de una nueva disciplina que podrìamos
llamar "Etica Sionista".
"Sionismo es realizaciòn", o por lo menos el
"afectio", las ganas, la voluntad de producir la
realizaciòn personal.
Mientras tanto es "Activismo" (Askanut); plena
dedicaciòn y generosidad con olvido de los
mezquinos intereses personales.
Teodoro Herzl, en carta a Georg Brandes fecha-
da en Viena el 10 de Diciembre de 1896, decìa:
"En modo alguno exijo que todos los judìos va-
yan a Palestina. Que vayan los que asì lo dese-
an y los que deben ir. Seràn suficientes para
crear el nuevo Estado, que serà tanto mejor
que el antiguo cuanto una casa nueva es mejor
que una vieja".
Pues entonces, ya que hemos elegido, transi-
toriamente o no, la askanut en la Diàspora, dè-
mosle a èsta un caracter ètico y moral para
que nuestras conciencias vivan en paz, con
dignidad y en equilibrio con los magnìficos va-
lores de los ideales del Sionismo Polìtico, tan
bien representados por ese gran hombre que
fuera Teodoro Herzl.
Profesor Victor Zajdenberg
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