Para Hamás, el haber descongelado las relaciones con Irán también abrirá el camino hacia una reconciliación con el régimen de Assad, para de esta manera posicionar al movimiento en el eje chiita que se extiende desde Irán hasta el Líbano, e intensificar sus disputas con Egipto, Arabia Saudita y los estados del Golfo. Irán, por su parte, no tendrá dificultades para convencer a Damasco a darle la bienvenida al liderazgo de Hamás y reabrir la sede del movimiento en Damasco luego de la guerra.
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