| Durante los años posteriores a la develación del crimen del Holocausto, muchos sobrevivientes e historiadores se cuestionaron si era posible generar una pedagogía del crimen, sin caer en la trivialización de este. Estando clara su dimensión y alcances, la labor de los historiadores fue entonces la de investigar, ordenar procesos y narrar los acontecimientos; en el caso de los sobrevivientes fue, lamentablemente en la mayoría de los casos, la de callar. |
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