domingo, 22 de noviembre de 2020

 

 

                              ** Donde El Pasto No crece**

 

Aquellos, que a su paso por la vida, huellas no han dejado, lo lamento por

ellos, fue una vida perdida y hoy es una muerte olvidada. Quizás, en poco

tiempo, alguien discuta si en realidad pasó por el mundo o fue una sombra,

como una pesadilla, en una noche de insomnio, en una noche pasada.

Nacer, vivir y morir; que tragedia, si nada queda de nuestros pasos, ni una

palabra, ni un gesto, ni una flor; una vida sin sentido, sin razón, sin recuerdos,

que alegre algún corazón o deje alguna lágrima correr y estruje la emoción.

Nacer, nos cuidan y nos miman; vivir y dejarse llevar por el río de la vida,

con destino o sin destino, seguimos el curso del agua que nos lleva por el

camino y cuando el camino termina, es momento de morir.

Morir; con familiares si supimos conseguir o amigos, si supimos conquistar

y muchas veces solos hasta llegar a la tierra, del descanso final.

Si en este recorrido, con la visita habitual, no dejamos nada, pidamos que nos

recuerden igual. Pidamos, pero nadie asegura, que eso ocurrirá.

Lamento por los que no han dejado amores que son las huellas, los testigos,

de nuestro paso al más allá.

¡ Estoy conforme, estoy tranquilo, he dejado suficientes amores, tantos como

los que he recibido; que son los que me acompañarán en el recuerdo final !

Mario Beer-Sheva

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