domingo, 23 de junio de 2024

 Las mejores frases de Golda Meir

1. No puedes tachar el pasado porque el presente no se parezca a él.
2. Nuestro destino no puede ser ni será determinado por otros.
3. El pesimismo es un lujo que los judíos no pueden permitirse.
4. A la vida, justo cuando todo parece ir bien, le gusta dar un giro inesperado.
5. La vida de una madre trabajadora sin la presencia y apoyo constante del padre de sus hijos, es tres veces más difícil que la vida de cualquier hombre.
6. Aunque esto pueda sorprender a algunos, nunca he sido partidaria de la inflexibilidad, a menos que se trate de una cuestión que afecte a Israel.
En asuntos relacionados con mi país, nunca he cedido, pero la gente es diferente.
7. Nunca estuve completamente de acuerdo con la posición de que los judíos son el pueblo elegido. Me parecía, y todavía me parece, que es más correcto creer que no fue Dios quien eligió a los judíos, sino que el pueblo judío fue el primer pueblo que eligió a Dios, el primer pueblo en la historia que hizo algo verdaderamente revolucionario, y esta elección hizo que el pueblo judío fuera único en su especie.
8. Descubrí hace mucho tiempo que es más fácil hacer llorar o jadear que pensar.
9. Durante esos años de guerra aprendí una lección muy importante: una persona siempre puede hacer un poco más de lo que ayer le parecía el límite de sus fuerzas.
10. Un líder que no duda en enviar jóvenes a la batalla es un desastre para la nación.
11. No existe una nación como los palestinos, nunca existieron. Antes de 1948 éramos palestinos.
12. No nos alegramos de las victorias.
Nos alegramos cuando se cultiva una nueva variedad de algodón y cuando florecen las fresas en Israel.
13. Nunca perdonaré a los árabes por obligar a nuestros hijos a aprender a matarlos.
14. El que pierde la conciencia lo pierde todo.
15. Me gustaría decir lo que, en mi opinión, significa ser judío.
Creo que esto no significa sólo observar las normas religiosas y cumplirlas.
Para mí, ser judía significa y siempre ha significado estar orgullosa de pertenecer a un pueblo que durante dos mil años conservó su originalidad, a pesar de todos los tormentos y sufrimientos a los que fue sometido.
Aquellos que no pudieron resistir y optaron por renunciar a su judaísmo, creo que lo hicieron en detrimento de su propia personalidad. Desafortunadamente, se han empobrecido.
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